
Talento y carisma, en el fondo, contenido
19 noviembre 2008
Lo dijo Casciari en su charla en el EBE 08 sobre la muerte de los blogs, justo al final de la misma:
Apuesto a la muerte de la herramienta en manos de revolucionarios, y de fenómenos, y de la manipulación de los modernitos sin oficio conocido. Apuesto a la normalización y a la costumbre. Apuesto a que, una vez desaparecido el san benito de la revolución, el formato surgirá con tanta fuerza que será invisible, útil y cotidiano.
Apuesto a que entonces sí, por fin, prevalecerá el talento.
Ese final, en referencia al talento, lo uno a este artículo aparecido ayer en El País, Quiero un Obama en mi telediario, que hace referencia a la importancia de un discurso brillante (continente), y se pregunta sobre la importancia real del contenido, y qué pasa con él, lo que queda por encima del verbo brillante. Hace una comparación entre la política en España y en USA, y como se prepara y desarrolla con tiento el poso real del discurso (hasta meses de preparación de los textos – el mes que algunas entradas de este blog reposan hasta encontrar su voz, por ejemplo), sin dejarse llevar por la opción de lo que más ruido vaya a hacer.
Tanto la idea que defiende este artículo, como el talento del que habla Casciari, me hace pensar en algo que siempre defiendo cuando de escribir en un blog o un texto se trata: contenido, contenido, contenido… Se podría caer en la trampa del relleno, que a veces es necesario por dar las dosis de actualidad a un medio como éste, pero lo que da vida a cualquier arte es la reflexión. Sea política o un evento blog. Casciari cumplió a rajatabla este punto. Él lo llamó talento, con Obama dicen que es carisma. Yo digo que es contenido. Muy por encima de páginas vistas, los referrals. La intención es ésa.

