La soledad del Community Manager: del CM al CSME (Center of Social Media Excellence)

Fernando Polo

10 febrero 2011

Escribí este post hace un año y se me quedó en borrador. Como aún lo encuentro válido (desgraciadamente) lo publico ahora que las palabras no me fluyen como antaño.

Centre of Social Media Excellence

Escribía en abladías hace un año un post con título «à la presse traditionnelle», sobre la posibilidad de matar la figura del Community Manager, antes acaso de haberlo siquiera consolidado dentro de las empresas. Lo cierto es que no paramos, esto es un no vivir creando y matando figuras, con la facilidad con la que sacamos y comemos fichas en el parchís. Pero la reflexión tenía su aquel. Igual que hace unos años se creó la figura del Director de Calidad, y se pensó que la persona bastaba para solucionar el problema de la no-calidad y nos equipararíamos sin problemas con el milagro japonés, ahora nos creemos que el Community Manager viene a resolver la revolución a la que se enfrentan las empresas con «el jodío Social Media«.

Evidentemente, esto no es ni será así. Cuando hace 9 años comencé a ganarme la vida rastreando foros online para los departamentos de marketing, jamás pensé que la forma en que el Cluetrain Manifiesto cuajaría en las empresas sería a través de un perfil profesional: el CM. No me parece mal, si sirve de trampolín o catalizador de la revolución. Pero la cantidad de majaderías que está uno leyendo (alimentado el hype, en parte por el famoso whitepaper que elaboramos junto con la AERCO en el 2009) en los medios, parece indicar que sí, que quizá un día la revolución cale. Pero desde luego ahora, seguimos más bien algo despistados (especialmente en los «niveles C»).

La soledad del Community Manager es la nueva Gripe A, a la que se enfrentan las organizaciones en los próximos meses. Ya tenemos al chico de las redes sociales: que se encargue de esto y que nos deje en paz. «Venga vale, le doy un presupuesto para patrocinar el EBE. Bueno, si se empeña le montamos una aplicación de Facebook, pero baratita y viral, ¿ok? Y que deje de dar ya la lata con sus «words» recopilando mensajes negativos extraídos «de la comunidad». ¿La comunidad de qué? Aquí lo importante es llegar al «target» y este espabilado aún no sabe ni pronunciar «target» (que no se dice «taryet», chaval). A ver si se piensa que nosotros no sabemos buscar solitos en Google.»

Propongo una idea. Si tenemos que pasar por el lenguaje corporativo y pomposo para cambiar las cosas paso a paso, matemos al chico de las redes sociales y creemos el «Center of Social Media Excellence» (CSME). Reclutemos a unos cuantos geeks sepultados en nuestras organizaciones, y convenzamos a sus respectivos jefes de asistir a unas reuniones mega-ultra-hiper importantes sobre la alineación de la estrategia 2011-2015, con las interacciones culturales corporativas y los retos del nuevo marketing. Creemos un título para los comités: Social Corporate Engagement, o similar. Bauticemos el proyecto. Diseñemos un logo escrito en Comic Sans. Convenzamos a un líder de que nos patrocine y respalde dentro de la empresa (y que nos disculpe por las perrerías que vamos a empezar a cometer). Y a evangelizar. Lo primero unas Buenas Prácticas Corporativas de Uso de los Medios Sociales por parte de los Empleados (BPCUMSE). Luego una «Guía de Corporate Twitting». Convenzamos a IT de hacernos un blog en .ASP, y a RRHH de permitir «me gusta» en la Intranet (mientras montamos de tapadillo un Yammer o un SocialCast). Creemos el Manual de Estilo del Buen Empleado Bloguero. Organicemos formaciones clandestinas en las instalaciones de los sindicatos. Pero sobre todo, empecemos a buscar la mayor «Salida del Armario» que jamás haya conocido una empresa: todos a crear su twitter (no exageremos obligando a tener blogs personales, que luego pasa lo que pasa), a actualizar sus LinkedIn y a poner bien claro que son empleados de la empresa X. Y que rueden los caracteres como el taxímetro al aeropuerto.

Vale, es una idea peregrina pero no mucho más que la del chico de las redes sociales. Venga, ¿quién se anima a ponerle un logo a la portada de PowerPoint de ahí arriba, y empezar a rellenar traspas?