Redes sociales: no te limites a pulsar un botón

Juan Luis Polo

26 mayo 2008

Lo primero es lo primero: soy un fan de las redes sociales. Esos foros 1.0 evolucionados al son de las posibilidades de la tecnología. De hecho, a nivel personal, no hay nada que me agrade más que conocer gente, saber de sus inquietudes y relacionarme. En mi caso, lo he dicho por activa y pasiva, ser usuario activo de herramientas, tipo blog, etc, me ha permitido ampliar considerablemente el número de personas que conozco, con las que me relaciono y disfruto enormemente.

¿Por qué entonces el título de este post? Porque yo echo en falta el olor a ser humano detrás de muchas de las invitaciones que recibo para permanecer en contacto con quien me invita. Pero, analicemos cada caso:

  • invitaciones que recibo de alguien que conozco personalmente: nada que hablar aquí, ya sé si me interesa enlazar a esta persona o no.
  • invitaciones de alguien que no conozco, pero que se toma la molestia de escribir una pocas líneas, diciéndome quién es y cuál es su interés. Me tomo mi tiempo para leer lo que me comenta y trato de responder con igual cortesía.
  • invitaciones de alguien que no conozco y además no tiene el detalle de identificarse. Me obliga a bucear entre su perfil, en ocasiones pobre y mal construido, para ver de quién se trata. En el mejor de los casos, después de invertir mi tiempo, descubro algún amigo común y una marca que abandera a esa persona. Si este es el caso, lo acepto. Pero por regla general, este tipo de invitación la rechazo.

Y digo yo, al estilo Iria: ¿te tomas la molestia de invertir tiempo en buscar gente que consideras interesante para contactar con ella y cuando la encuentras no tienes dos minutos para escribir unas líneas, aunque sean de saludo? ¿Enviarías a alguien un mail sin tan siquiera introducirte y contar quién eres?

Le decimos a las empresas que queremos que nos traten como personas, nos valoren y nos escuchen, y cuando tenemos las herramientas para conocer gente, nos limitamos a pulsar un triste botón. El éxito en las relaciones sociales, seguirá en manos de los de siempre, los que ponen voz y texto humano, cortesía y buenas maneras. Todo muy 1.0 sí, pero la base del éxito 2.0.