
Por qué la web de Carmena es una estrategia correcta de comunicación digital
21 julio 2015
La polémica en torno a la web denominada Versión Original que ha creado la administración vigente del Ayuntamiento de Madrid resulta un caso paradigmático de los conflictos – inconclusos – de lo que es la transformación digital de la comunicación corporativa e institucional: digamos que en la esencia de lo que se denominó dos-punto-cero ya se encontraba la necesidad de crear un medio de comunicación propio. En Territorio creativo defendimos y seguimos defendiendo que cada empresa, institución o partido político debe crear sus propios medios bajo dominio propio y sin límite de espacio si se quiere gestionar adecuadamente la presencia pública de una organización y de una marca personal.
¿Por qué el enfoque de Manuela Carmena nos parece correcto? Antes de entrar en matizaciones que corresponden más al debate político, lo esencial es comprender el paradigma comunicativo del mundo digital. En realidad, éste es un debate muy del 2006, pero el hecho de que no quede interiorizado en todos los discursos sociales demuestra lo duro, complejo y difícil de las adaptaciones a los cambios:
La combinación de dominio propio y gestor de contenidos propio y asequible (un wordpress tiene una potencia inusitada y está al alcance de cualquiera) nos asegura la desintermediación de la comunicación tal y como se entendía en la era de la prensa analógica. Cualquiera puede crear su propio medio. La arquitectura de la red suprime barreras de entrada y jerarquías naturales.
Crear un medio propio implica tener voz propia y, por tanto, poder emitir mensajes sin esperar a que el medio convencional quiera hacerlo. Simultáneamente, implica que no se tiene la restricción de espacio que tiene el medio analógico y, aún más importante, que nuestro relato no es editado o sesgado por un tercero (los medios) que tienen como modelo de vida y negocio informar sobre los demás. En definitiva, podemos dar nuestra versión de los acontecimientos y, en el caso de los políticos, dirigirse al votante sin contar con el medio.
Un vendaval de críticas se han desatado centrándose en las ideas de censura, corrección y señalamiento de periodistas u otros autores. En Territorio creemos que estas observaciones no se sostienen con un mínimo conocimiento de la creación de contenidos en Internet:
No existe censura en internet. O no es nada sencilla en la práctica y está al alcance de muy pocos. Precisamente por la misma razón que es sencillo que la organización cree su propia voz, cualquiera que sienta que la suya no es tenida en cuenta puede hacerlo. Compras un dominio, instalas un gestor de contenidos y comunicas. Piénsese en una web como Pirate Bay, perseguida y bloqueada por decenas de sentencias e iniciativas y… ahí sigue: servidores, dominios, IPs… son cuestiones que no exigen un conocimiento técnico elevadísimo y permiten superar casi cualquier intento de censura.
Aunque no se acepten comentarios (otra de las críticas al site) existe un instrumento que todo el mundo parece olvidar y que es la esencia de la red: el enlace. Si la web del ayuntamiento no me deja replicar en su página, yo contesto en la mía y la enlazo. Es pura técnica de presencia en la red.
Precisamente, el ‘señalamiento’ sería inevitable gracias a los enlaces. Si el Ayuntamiento o su Alcaldesa pretenden dar una versión alternativa a un medio, lo lógico es que enlacen la fuente. Por tanto, queda indicado con quién no están de acuerdo y es evidente que existe un redactor de esa nota a la que se enlaza (muchas críticas insisten en que se está señalando a periodistas).
Cuando el Grupo Prisa lanzó la versión española del Huffington Post se desató igualmente un debate acerca de la retribución a los bloggers del site. Personas de reconocido prestigio que escribían por el prestigio de hacerlo. Una parte del periodismo vio en ello algo criticable pero, como se ha indicado antes, ese tipo de debate también tenía ese halo tan 2006 que hemos comentado ahora: citamos esa fecha porque Twitter no existía, Facebook era desconocido y YouTube era aún una sorpresa con bebés, perros y gatos. Los blogs subvertían el orden establecido de los medios y los debates eran éstos.
Las preguntas que debe resolver la política es de qué forma y con cargo a qué presupuesto puede o debe un administrador temporal como lo es el gobierno rotatorio de turno explicar su gestión a sus votantes. Pero parece impropio de la era digital no permitir al cargo público en activo no emplear medios tan líquidos y de bajo coste para explicar las decisiones que toma y lo que cree que son explicaciones no ajustadas a la verdad de los medios convencionales o… de cualquier otro medio (no hablamos del uso partidista de una televisión pública, un entorno donde la escasez del espectro impone reglas completamente diferentes a las digitales).
Como sucede con el transporte y Uber, o con el alojamiento turístico y AirBnb, o con la televisión por cable y Netflix, los medios de comunicación hace mucho que se han visto socavados en su exclusividad y beneficios de las fuertes barreras de entrada al sector por parte de la facilidad para construir medios digitales. Es inevitable pensar que la opinión directa de políticos, cargos públicos, empresas y empresarios, fundaciones y asociaciones con o sin ánimo de lucro está aquí para quedarse.

