
“Out-ovation”, la hoja de ruta hacia la innovación líquida
16 junio 2017

¿Cuál es el papel de los laboratorios de innovación a la hora de habilitar disrupción real dentro de una organización? La transformación digital ha aumentado la presión sobre las organizaciones para ser innovadoras, pero amenaza con crear nuevos silos organizacionales. ¿Cómo podemos incorporar innovación entre departamentos?
Innovación. Este elusivo concepto, a menudo citado como uno de los términos más incorrectamente usados en los negocios, se rebautiza. Mientras las empresas siguen persiguiendo la gallina de los huevos de oro desde sus relucientes “Innovation Labs”, lo hacen bajo la premisa de la disrupción. ¿Hasta qué punto están estas nuevas áreas aportando ventajas competitivas reales a empresas amenazadas por start-ups?
Empecemos por el principio. Muchos términos se malinterpretan porque la gente no entiende su significado real. Hagamos un rápido repaso. Según el DRAE:
- Innovación: Creación o modificación de un producto, y su introducción en un mercado.
- Laboratorio: Lugar dotado de los medios necesarios para realizar investigaciones, experimentos y trabajos de carácter científico o técnico.
- Disruptivo: que produce disrupción (rotura o interrupción brusca).
En esencia, estamos hablando de desafiar el status quo desde un espacio que cuenta con los recursos adecuados para generar resultados revolucionarios, ya sean visibles (dirigidos al cliente) o invisibles (internos, procedimentales).
No perder de vista los objetivos
Por desgracia, muchas empresas exhiben sus laboratorios de innovación como las compañías de moda pasean sus colecciones de alta costura en la pasarela. Es una excelente manera de atraer la atención de la prensa y reforzar el branding aspiracional, pero todo el mundo sabe que el verdadero beneficio viene de las licencias de perfume.
Si de verdad quieres ser disruptivo no construyas otro silo dentro de tu organización: crea una mentalidad rebelde. No es extraño que los laboratorios de innovación sean a menudo nombrados como “sumideros de dinero hipsters”. La urgencia por afrontar la transformación digital mediante la compra de startups o la apertura de talleres rebosantes de nativos digitales no es la solución, y de ninguna manera la garantía de un éxito googlelesco.
La inversión en I+D se ha relacionado durante mucho tiempo con la innovación. Escuelas de negocio y diseño se asocian para lanzar sonadísimos grados en Innovación, en teoría para generar futuros Chief Innovation Officers que serán responsables de crear nuevos category kings. No vamos a debatir sobre en qué consiste la innovación, pero nos gustaría abrir una reflexión sobre cómo incorporarla dentro de una empresa, y en qué casos resulta apropiado abrir un Laboratorio de Innovación.
Cinco cuestiones a considerar:
- ¿Por qué quieres un laboratorio? ¿Existe realmente un desafío empresarial que se resolverá a través de éste?
- ¿Qué resultados esperas? ¿Cómo se trasladarán a las cuentas de la empresa?
- ¿Quién participará y liderará estas iniciativas?
- ¿Dónde se ubicará? ¿Existe una hoja de ruta para la integración de nuevas ideas, procesos y métodos dentro de una organización de gran tamaño?
- ¿Cómo funcionará? ¿Qué recursos necesitará, y de qué autonomía dispondrá?
En Good Rebels, la solución de problemas empieza comprendiendo el “por qué” antes de adentrarnos en el “qué” o el “cómo”. Si recordamos las anteriores definiciones de innovación, debemos preguntarnos: ¿qué es exactamente lo que queremos cambiar, y por qué necesitamos hacerlo?
Out-ovation: recuerda esta palabra
El Laboratorio de Innovación de Harvard se define a sí mismo como un recurso para los estudiantes interesados en el emprendimiento. Las ideas que surgen de allí deberían responder a necesidades o insights reales que las organizaciones quieren resolver. Eso se logra mediante una conexión con el consumidor final, a la vez que con los trabajadores que interactúa a diario, sin dejar de mantener el pulso de lo que sucede en otros sectores.
Utilizando un marco de trabajo basado en las Human Centered Organisations, las compañías pueden definir una estrategia corporativa que oscile entre los jouneys del Consumidor, el Ciudadano y el Trabajador, maximizando el impacto en cada etapa. Al final, la Innovación (con mayúscula) se convierte en un imperativo estratégico y cultural.
Estoy divagando. Volvamos a la idea de los Laboratorios de Innovación como un recurso. Funciona para Harvard, y funciona para apoyar la siguiente tesis: un laboratorio de innovación debería ser un recurso abierto para todos aquellos que deseen probar ideas, mejorar sistemas existentes, crear nuevos productos, impulsar el cambio, etc.
La fuerza más apropiada detrás de las compañías verdaderamente disruptivas hoy en día es el concepto de “Out-ovation”. Y aunque la palabra aún tenga que conseguirr reconocimiento, poco a poco gana tracción. “Out”, como en el pensamiento “out of the box”, como en el open source o en mentalidad abierta. La idea de que la innovación debe estar contenida dentro de una organización o departamento interno no es innovadora.
Para acelerar el cambio, las empresas deben adoptar nuevos modelos de negocio e integrar la innovación dentro de su estructura. Como sugiere el doctor Carsten Sorensen, de la London School of Economics Enterprise, la popularidad de los laboratorios de innovación durante la década pasada fue una respuesta a la necesidad de las empresas de ser ambidiestras o bimodales. Los departamentos de innovación surgieron como una solución estructural para ayudar a los ejecutivos a entender los nuevos mercados y oportunidades tecnológicas, y guiarles en el proceso de incorporación a las organizaciones. Sin embargo, este modelo se cuestiona ahora que el contexto digital ha madurado, y la investigación de Sørensen explora el concepto de una nueva ambidestreza contextual:
El desafío principal radica en la rapidez con que los modelos de negocio actuales pueden quedar obsoletos y los nuevos necesitan ser dirigidos. Para que las organizaciones reaccionen rápidamente a los nuevos requerimientos, necesitan el compromiso no solo del personal de los laboratorios de innovación, sino de todo el mundo.
No podemos estar más de acuerdo con la sugerencia de que se necesita un nuevo modelo por el que incorporar innovación dentro de las organizaciones y dentrio de todos los equipos. De hecho, el auge del Design Thinking Centrado en la Personas ha dado paso a una miríada de compañías especializadas en nuevos servicios dirigidos a crear sinergias internas en las organizaciones.
Por simplificar, si queremos ofrecer experiencias líquidas omnicanal a nuestros clientes, tenemos que pensar en la innovación como una capacidad transversal, y construir organizaciones disruptivas desde dentro. Para habilitar este cambio, debemos escuchar las ideas generadas en toda la organización, y sacar la innovación fuera de su “caparazón hipster”.
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