Mis datos me los robaron, anoche, cuando dormía

GoodRebels

26 mayo 2010

manolo_escobarCoincidiréis conmigo en que la noticia de la semana ha sido la relativa a la presunta e inconsentida cesión, por parte de Facebook y MySpace, de datos de sus usuarios a favor de agencias de publicidad. Lo que ha llevado a volver a plantear la cuestión de la seguridad de nuestros datos personales en Internet y, en particular, en redes sociales.

En efecto, el problema es claro: los principales proveedores de servicios sobre los que se plantean eventuales problemas de privacidad no son españoles. Ni tan siquiera europeos, si bien las principales redes sociales europeas se han comprometido con la Comisión Europea a ser buenas. ¿Y eso qué implicaciones tiene?

Pues que si quieres jugar con ellos tienes que hacerlo con sus reglas. Y estas reglas son la legislación del país en el que están establecidos (por lo general, un lugar lejano e inhóspito denominado Estados Unidos de América) y, lo que es peor, su Jurisdicción; de modo que para cualquier reclamación, diríjase usted a los juzgados y tribunales de “digamos- California o alrededores.

Y nos guste o no, sus leyes no tienen por qué ser iguales a las nuestras. De hecho, en lo que concierne a la privacidad y a la protección de datos personales, hay diferencias relevantes. Nadie te obliga a darte de alta en una web extranjera. Pero si lo haces, debes asumir las consecuencias y someterte a sus normas.

Tampoco nos rasguemos las vestiduras por eso. Hasta cierto punto es razonable. Lo triste es que no tengamos servicios de este tipo made in Spain“ ¿o quizás sí los hay pero no los utilizamos“? ¿Y por qué no lo hacemos? En cualquier caso, las empresas “al igual que los consumidores- necesitan seguridad jurídica en sus transacciones online. ¿Y qué mayor seguridad que saberse amparadas por la Ley que conocen? A nadie sorprende que, por ejemplo, Tuenti someta a sus usuarios extranjeros “que los tienen- a la legislación y jurisdicción española.

pantallazo thefacebook en sus origenes

Actualmente hay abierta una interesantísima discusión legal sobre si “en determinados casos- se puede aplicar la ley española a este tipo de servicios y compañías, al entenderse que este es el país de destino al que se dirigen los productos o servicios promocionados (Sí, es Facebook, pero está en español, utiliza un dominio “.es“?, la publicidad está en español, al igual que las condiciones de uso, y la divisa empleada en determinados servicios es el Euro). De ser así, estas empresas podrían verse obligadas a cumplir con la legislación de todos y cada uno de los estados a los que dirijan sus servicios, lo que a buen seguro supondrá un importante obstáculo a su desarrollo internacional. En breve se emitirá una resolución judicial que nos dará algo más de luz sobre este particular.

Pero, a pesar de todo, la noticia es ciertamente preocupante.

Especialmente a la vista de opiniones autorizadas, que reflejan un sentir de desconfianza generalizado en la comunidad de internautas, lo que en nada beneficia al desarrollo del comercio electrónico. En efecto, no podemos permitir que el usuario de Internet crea que la Web a la que facilita sus datos personales está traficando con ellos a sus espaldas.

Finalmente, quería compartir una antigua reflexión, que tiene que ver con el valor que realmente tienen nuestros datos.

En efecto, nuestros datos nos han acompañado toda la vida como un activo indisociable de nuestra identidad. Sin embargo, nunca nos hemos planteado cuánto valen realmente mis datos. La práctica me ha llevado a pensar que deben tener un alto valor, a la vista de los esfuerzos que realizan las empresas para intentar darme de alta en sus bases de datos aunque, curiosamente, nunca me han recompensado por ello“ Y me pregunto: ¿Qué valor económico tienen mis datos para una empresa de la que soy cliente? ¿Y para una empresa de la que no soy cliente? ¿Valen mis datos más que los tuyos? ¿Por qué?