Los 7 atributos imprescindibles del CEO en la transformación digital

Juan Luis Polo

2 diciembre 2015

«A las personas no se les gestiona, se les inspira»
Alfredo Hoyos, fundadador de Frisby

CEOs. Esos “animales empresariales” que tienen cada día que afrontar un número interminable de retos, decisiones que tomar, equipos que gestionar y planes que poner en marcha.

Me puedo poner en el papel de un directivo de una compañía mediana o grande, con una edad acorde a la experiencia que atesora, que ha gestionado la compañía con éxito durante varios años. Alguien que ha tratado de mantenerse al día leyendo y estudiando todas aquellas tendencias que parecen eficaces para la gestión de su negocio, dentro de una cuidada rutina y metodología de recopilación de contenido e información.

Y que de un tiempo a esta parte, mira con recelo y, por qué no, con cierta envidia las historias que surgen por doquier de cómo algunas empresas están creando innovaciones fascinantes, gracias al uso de la tecnología: dispositivos móviles, social media, analítica avanzada y el uso intensivo de los modelos cloud disponibles.

Y ese directivo se pregunta ¿pero de dónde salen estos “niñatos digitales” con semejante éxito? De empresas del siglo pasado en muchos casos.

Contestar eficazmente a las preguntas que hoy se hacen muchos CEO’s de empresas españolas y extranjeras en la búsqueda del camino, puede venir de desmenuzar y analizar comportamientos de los directivos que destacan.

Y dentro de esos comportamientos, el que detectaremos en primer lugar es que el directivo que sobresale en el mundo digital actual, trabaja una marca personal en medios sociales, como herramienta de comunicación y de relación con sus equipos.

¿Cuáles son los 7 atributos del CEO «transformador»?

1. Una curiosidad interminable

¿Qué dicen de nosotros en las RRSS? ¿qué pasa con mis competidores? la curiosidad lejos de matar al gato, le hace cada vez más tigre. No hay mejor sitio para aprender, saber y sobre todo, formar parte de la inteligencia del negocio, que prestar atención en primera persona a qué está pasando.

2. Construye su propia percepción

Nunca más creer sólo en el informe filtrado por 10 departamentos diferentes, antes de que llegue a sus manos. Prefiere construir su propia percepción a base de acceder a los datos en crudo, sin manipulación.

3. Antes acción que estrategia

Es tiempo de “doers”, de gente que hace y corrige después, de pedir perdón antes que pedir permiso. Y no es diferente para el CEO que tiene una actividad social intensa. Antes que quedarse en la trinchera parapetados tras su ejercito de marketing o comunicación, prefieren mojarse y entrar en el cuerpo a cuerpo.

4. Comparte de manera incansable

Ayuda, mentoriza, da feedback… comparte en definitiva su conocimiento con sus equipos y con sus clientes. Y lo hace de manera incansable, a pesar de que el beneficio no es inmediato, simplemente por que saben que compartir hoy es ganar mañana.

5. Conecta antes que promueve

Frente a la idea de las RRSS son un canal de difusión más, el directivo implicado busca conectar por encima de todo, en vez de hacer auto-promoción de lo buena que es su empresa. Las personas sabemos a pies juntillas cuándo nos quieren dar gato por liebre y en las RRSS se pilla muy pronto al que busca “posturear».

6. Es el embajador número 1 de la marca

Sinceramente, esto debería ir, sí o sí, en su nómina. Un reciente estudio de Weber Shandwick afirma que dos tercios de los clientes comenta que la percepción que tienen del directivo de la compañía, impacta directamente en la que tienen de la marca. O dicho de otra forma: el trabajo del CEO bien hecho, mejora la marca de la compañía.

7. Lidera sabiendo que no tiene todas las respuestas

No impone respuestas a sus equipos, al contrario trabaja con ellos para aportar las suyas y construir la mejor. Construir un cerebro colectivo es la respuesta. Mantener los silos y el individualismo, no.

El coste de oportunidad de seguir liderando una compañía como si viviésemos en la era industrial es tan alto, que un consejo de administración que esté pendiente de sus accionistas en primera instancia, no puede seguir apostando por recetas pasadas para incrementar rentabilidad a futuro. Sobre todo si esas recetas no ponen a las personas primero.

Sólo hace falta mirar a nuestro alrededor con ojos de ver, para darnos cuenta de que nuestro mundo se está democratizando, pero sobre todo socializando, gracias a la transformación digital que estamos viviendo.

Y tal vez cuando estemos en la madurez de esta nueva etapa, donde la moneda de cambio es el talento, sólo queden dos tipos de líderes: sociales y… retirados.

Tiempo de elegir.