La «publicidad clásica» puede no casar con la publicidad viral…

Juan Luis Polo

9 noviembre 2006

Más de moda no puede estar, hemos de reconocerlo. El sueño actual de una agencia es conseguir que la publicidad que desarrollamos para un cliente corra por la red como la pólvora. Y que sean los propios usuarios los que practiquen "recomienda este link". Y si además, las televisiones se hacen eco, definitivamente hemos triunfado.

Ahora bien, no siempre las cosas son lo que parecen. Hace unos días recibí un mail de una persona que me recomienda visitar esta página que supuestamente se ha encontrado. Y hasta aquí uno más de los mails que nos envían diariamente.

¿Cuál ha sido la diferencia con otros casos?

El sitio se llama Publicidad Clásica y en un primer vistazo me gusta bastante, pero por uno u otro motivo (falta de tiempo básicamente) no escribo nada sobre él. Tampoco tengo claro quién está detrás.

Los días pasan y vuelvo a recibir un correo de la misma persona en el que me desvela el secreto: forma parte de una campaña sobre el lanzamiento de la nueva web de la agencia brainstant_soup. Lo curioso es que esta persona me pide disculpas en el mail por el hecho de la confusión que se haya podido producir. A lo que he contestado que en mi caso no me parece mal la iniciativa y estoy lejos de mosquearme con ella; me parece bien mantener la intriga buscando despertar un cierto interés. Pero hay a quién no le ha sentado igual de bien.

Cuidado con estas cosas:  sobre el papel pueden ser atractivas, pero a lo mejor conseguimos el efecto contrario al deseado; al fin y al cabo creamos expectativas y este siempre es un terreno movedizo: ¿qué hablen de nosotros aunque sea mal?