
La innovación abierta no son los experimentos de Flipy
14 noviembre 2013
Innovación abierta suena muy pro, casi hipster se podría decir. Pero como reza el título del post, esto no son los experimentos de Flipy de El Hormiguero y hay evidencias de sobra por las que una estrategia, con una vertiente de innovación abierta, sería la mejor de las ventajas competitivas.
Tarde o temprano tu negocio se enfrentará a la comoditización de los productos y servicios que oferta. Por si eso fuera poco, una de las consecuencias de la digitalización del contexto competitivo es la importante disminución de las barreras de entrada de nuevos players. Delante de este escenario, la innovación abierta se antoja como una vía real para que la innovación constante sea la palanca del crecimiento de tu negocio.
Pero antes de innovar hay que entender el entorno global en el que nos movemos, las personas que habitan en él y los pilares sobre los que descansará la estrategia de innovación abierta. Y todo esto poniendo siempre a las personas en el centro.
El mundo en el que innovamos
Como bien apuntó Juan Luis Polo durante el cierre del primer #TcInnovación, la innovación se parece a la magia, al deseo de crear y hacer las cosas realidad, por muy inverosímiles que parezcan. Para que la magia de la innovación abierta dé sus frutos, debe sustentarse en cuatro palancas:
- Tecnología: es la materia prima con la que se construye el futuro y con la que se desarrolla cualquier plataforma de innovación abierta.
- Diseño: entendido como una amalgama necesaria para crear entornos amigables, que potencien la sensación de pertenencia de los diferentes individuos que configuran una comunidad.
- Visión global: el centro del mundo no está en Europa, sino más bien en algún lugar intermedio entre la costa oeste de los EE.UU. y Shangai. Ahora nos encontramos en la periferia en el mundo.
- Conocimiento: el conocimiento fluye por todo el mundo, dificultando la acumulación del mismo en las empresas. Por eso cuando se te ocurre algo y lo buscas en Google ya está inventado, porque la información sobre la que basamos nuestras asociaciones de ideas está compartida por todos.
Esto nos lleva a un contexto en el que ya nadie copia nada, porque las ideas nacen de forma paralela en cualquier lugar del mundo. En cualquier país hay gente más o menos igual de lista que en España – y esto hace tiempo no pasaba -. Si coges a cien personas al azar de Madrid y cien de Bogotá, te darás cuenta de que no hay grandes diferencias entre ellos a nivel de conocimientos. Entonces, ¿cuál es la consecuencia lógica en este escenario? La concentración de conocimiento. Si coges a cien personas al azar que viven en Silicon Valley, probablemente sean más listos que cien personas de Madrid o cualquier otra capital del mundo.
Ahora la competencia es entre hubs de talento, sean físicos o no. Ante estos niveles de transferencia del conocimiento tan salvajes, la mejor forma de competir es mediante el trabajo colaborativo y abierto. Y si tenemos en cuenta que el talento ya no está únicamente en las empresas, sino que está repartido, se vuelve imprescindible contar de forma recurrente con personas ajenas a tu organización.
Las personas con las que innovaremos
Como he comentado anteriormente, nosotros ya no vivimos en el centro del mundo, sino más bien en el asilo de éste. El ciudadano medio del mundo tiene 28 años, tiene móvil y no tiene cuenta bancaria. El mundo es joven, educado y conectado. No es casualidad que muchos jóvenes de países separados por miles de kilómetros tengan más en común entre ellos mismos que con sus respectivos abuelos. Además, como dice Javi Creus, muchas de estas personas realizan cosas más valiosas en su tiempo libre que en el tiempo que venden. Eso convierte a las personas en agentes económicos más complejos, capaces de activar sus capacidades y bienes a su voluntad, compartiendo sus conocimientos en su blog o bien alquilando su coche por horas.
No importa lo grande y poderosa que sea tu empresa, ya que como apunta Henry Chesbrough, no todas las personas inteligentes trabajan para ti. Eso quiere decir que la innovación abierta necesita de proveedores, aficionados, usuarios, empleados, clientes, competencia, stakeholders, etc.
Claves para la innovación abierta
Una empresa está realizando innovación abierta cuando su organización cuenta con una comunidad extendida, a la cual las personas se han registrado libremente. Dichas comunidades no deben (ni pueden) gestionarse como empresas. Las comunidades comparten recursos, buscando la abundancia de los mismos (por ejemplo, que a la Wikipedia no le falten artículos), mientras que las empresas gestionan la escasez con la intención de alcanzar unos objetivos. En las comunidades las cosas son más espontáneas e imprevistas, entretanto las organizaciones son más rígidas y planificadas. Estas características hacen a las comunidades resilientes al cambio, factor crucial para sobrevivir en un contexto cambiante como el que vivimos.
Una vez ya tenemos presentes las diferencias entre empresas y comunidades, es necesario plantear una estrategia de innovación abierta en estos cinco puntos:
- Inspira a la participación: brinda a la gente un buen motivo por el que formar parte de la creación de nuevas ideas o conceptos.
- Conecta las mentes creativas: dale a la comunidad una plataforma que facilite la participación, la conversación y la forma de compartir contenidos.
- Selecciona lo mejor de lo mejor: apóyate en la opinión de expertos y en la sabiduría popular de la comunidad para discernir las mejores ideas.
- Comparte los resultados: hay que establecer las proporciones con las que se repartirá el pastel, es decir, el valor creado. La configuración del beneficio obtenido por la comunidad al colaborar en la plataforma de innovación condicionará su futuro. Las personas no siempre buscan lucro, por eso hay que encontrar una combinación satisfactoria de estatus social, motivación y recompensa económica.
- Sigue desarrollando: la innovación en comunidad es un proceso de creación de vínculos, por eso sólo tiene sentido cuando ésta se plantea como un proceso duradero en el tiempo. Deberás seguir alimentando a la comunidad con nuevos desafíos.
Y ahora, ¿te animas a innovar en comunidad? 😉
Imagen de Wikimedia.org.

