La ciudad inteligente y el modelo de Smart City Santander

José Luis Rodríguez

12 febrero 2014

Fuente: DarthNickUna ciudad puede ser muchas cosas. Pero muy pocas capitales del mundo consiguen que se las reconozca por alguna de ellas en particular. Entre éstas, sin lugar a dudas, se encuentra Santander, que en un tiempo récord ha logrado situarse a la vanguardia del movimiento de las Smart Cities.

Parte de la culpa la tienen los 12.000 sensores fijos y móviles colocados durante estos últimos años en emplazamientos estratégicos del callejero santanderino: farolas, papeleras, edificios y vehículos municipales convertidos ahora en una suerte de laboratorios de información.

Con ellos, las autoridades locales están en condiciones de averiguar, en tiempo real, la ubicación exacta de toda su flota de autobuses, las condiciones de humedad de cada rincón de la ciudad, la situación del tráfico, los índices de polución o el nivel de ruidos del municipio… Es decir: pueden tomar decisiones de una forma más inteligente y gestionar todos los recursos involucrados en el día a día de la ciudad, públicos y particulares, de una manera más eficiente en términos de costes y de impacto medioambiental.

Tan importante como eso: esta nueva urbe “brillante y funcional”, como seguramente la habría definido hoy Le Corbusier, tiene vocación de convertirse en una plataforma de creatividad ciudadana y de innovación empresarial merced a soluciones ya implementadas en el campo del Internet de las Cosas, el Big Data el Open Data o la realidad aumentada.

Según las previsiones contenidas en el Plan Director de Innovación, Santander se consolidará pronto como una gran plataforma capaz de ofrecer soluciones adaptadas a las necesidades específicas de cada habitante y de cada negocio mediante la captura, tratamiento y difusión simultánea de millones de datos.

Orientación de servicio al ciudadano

Los sistemas de Smart Santander están diseñados para, entre otros servicios, informar a los usuarios de los tiempos de espera de su línea de transporte, comunicar el grado de ocupación de los aparcamientos públicos, avisar a los empleados locales del momento más óptimo para regar los jardines -de acuerdo, además, con los datos pluviométricos obtenidos- o reducir la iluminación de ciertas vías cuando no se detecte la presencia de coches o de personas o cuando la luz del sol sea suficiente.

Asimismo, cualquier persona puede consultar información relevante del callejero santanderino simplemente orientando la cámara de su móvil hacia el edificio histórico, dependencias administrativas o cualquier elemento que desee. También puede resolver con su smartphone, y en cuestión de segundos, trámites tradicionalmente engorrosos como el pago con su teléfono móvil del ticket de estacionamiento regulado.

Participación colectiva: sensores + actores.

Sin embargo, todo este engranaje quedaría incompleto sin la participación directa e indirecta de los ciudadanos. Por un lado, el sistema integra los datos recogidos por los propios usuarios a través de sus terminales móviles, que, convertidos en sensores, vierten al sistema desde múltiples puntos de la localidad variables de temperatura, ruido o posicionamiento geográfico.

La plataforma, igualmente, permite a cualquier persona suscribirse a servicios de alerta y de notificación personalizados (teléfono, SMS, Web o email), directamente vinculados con situaciones o sucesos específicos que ocurran en la ciudad… eventos desencadenados, de hecho, por los nuevos procesos resultantes del tratamiento de millones de datos “urbanos”.

Por otro lado, el Ayuntamiento de la ciudad mantiene abierto un sitio de innovación colectiva, llamado Santander City Brain, donde los usuarios pueden realizar nuevas propuestas para la gestión de Smart Santander, comentar y votar las de otros participantes y participar en la implementación de las soluciones escogidas por la comunidad.

La iniciativa, que cuenta ya con cerca de 900 aportaciones particulares, ofrece no sólo incentivos emocionales -de tipo cooperativo- sino que, además, lanza concursos y regala premios para garantizar que la red de colaboradores crezca, la calidad de los contenidos sea más alta y las participaciones tengan mayores posibilidades de aplicación.

En palabras de Noam Chomsky, una de las figuras más relevantes de la ciencia política, la filosofía y la lingüística de nuestro tiempo, el reto del planeta en el que habitamos no es tanto “buscar héroes sino buenas ideas”. Y eso, en un mundo “hiperconectado” donde pronto el 60% de la población mundial vivirá en zonas urbanas, significa algo más que encontrar un modelo de negocio factible para ciudades como Santander: es poner la tecnología al servicio verdadero de las personas.

La verdadera medida de un hombre no es su inteligencia… es la rapidez con que puede responder a las necesidades de los demás y qué parte de sí mismo puede dar”. (Phillip K. Dick)