
Intraemprendedores: la virtud de la rebeldía
27 julio 2017

Si los emprendedores son los rockstars de nuestro tiempo, ¿qué mejor forma de renovar el ritmo de una organización que contar con ellos en el espacio de trabajo? Los intraemprendedores son aquellas personas que tienen especial predisposición a generar ideas y ponerlas en funcionamiento, pero eligen hacerlo dentro de la propia empresa. Los likes de Facebook, GMail de Google o la videoconsola PlayStation de Sony son ejemplos de intraemprendimiento. Este proceso surge en el seno de la organización y sus beneficios suelen estar alineados con los objetivos de la misma:
- Ahorro de costes vía transformación de procesos o sustitución por otros más eficientes.
- Descubrimiento de nuevas áreas de negocio relacionadas o no con el core actual.
- Mejora de según qué área, por ejemplo, facilitando la comunicación interna o haciendo más eficaz el flujo de datos.
- Generación de un clima más propicio para la innovación: el talento atrae (y retiene) el talento.
¿Cómo creamos intraemprendedores dentro de la empresa?
La generación de ideas y el potencial para resolver problemas están siempre ahí, ahora bien, ¿hacemos todo lo posible para contar con las personas indicadas? ¿sabemos reconocer el momento y las cualidades de quien inicia o está a punto de poner en marcha un proyecto interno para apoyarlo?
Employer Branding
Necesitaremos cuidar nuestra estrategia como marca empleadora para atraer y retener a personas afines a nuestro propósito. Por una parte lo suficientemente vinculados como para involucrarse en la cultura y por otra, tan diferentes que extiendan la diversidad de la empresa hasta aportar una nueva visión. Deberemos potenciar esas diferencias y distintos puntos de vista para que la suma de los valores únicos de cada persona enriquezca todo el conjunto.
Rebeldía
Cualquiera puede llevar un intraemprendedor dentro pero, ¿es suficiente con esperar a que el flujo de acontecimientos pueda sernos propicio para ir más allá de nuestra labor diaria? Hay un elemento común en toda persona que va a lanzarse a poner en marcha una idea que de alguna manera confronta lo establecido: la actitud rebelde de quien quiere cambiar las cosas a mejor.
Por tanto, debemos tender la mano a cierto grado de rebeldía. En otras palabras, no dejar que el status quo acabe por anquilosar los elementos de la compañía.
Sabemos que el conformismo suele prevalecer, ya que sentimos cierta presión social (hacer algo diferente es lo raro) y porque nos suele resultar más cómodo mantener el status quo. Pero hay maneras de motivar un estado de inconformidad constructiva:
- Dejar a los empleados ser ellos mismos, que exploren sus fortalezas y las potencien, proporcionarles objetivos en vez de insistir en un método de trabajo, dejando que ellos mismos definan sus tareas y resuelvan los problemas por sí mismos.
- Liderar la crítica al status quo, si nosotros mismos lo desafiamos haciéndonos continuamente preguntas como ¿por qué..? ¿y si…? estaremos abriendo el camino para que otros lo hagan.
Si este incorfomismo va ligado a la actividad principal de la organización, nos encontramos con algunos buenos ejemplos en los que el propio activismo se integra con la compañía apostando por la transcendencia e inspirando a trabajadores, consumidores y empleados:
Entramos en una nueva era en la que las marcas son más rebels que nunca, cargadas de inputs activistas que introducen un gran cambio en la cadena de valor.
¿Está preparada nuestra cultura para el intraemprendimiento?
«No es mi trabajo» o «no pasará el filtro de tal departamento» son algunas de las frases que cimentan unas organizaciones con estructuras opacas y asientan los muros entre los que el intraemprendimiento se silencia.
Para que cualquiera pueda aportar creando un enfoque completamente nuevo, una metodología que sume valor extraordinario o la implementación de una herramienta que ahorre tiempo debemos tener en cuenta un elemento fundamental: la cultura organizacional.
¿Qué puntos debemos considerar?
- Una gestión de la empresa evolucionada o dispuesta a evolucionar hacia la autogestión y la consecución de propósitos sin necesidad de jerarquías, lo que Frederic Laloux llama organizaciones teal.
- Lluvia fina: como se referencia en Lidertarios, “repetir una y otra vez los conceptos, generar un chirimiri que acabe calando y utilizar todos los recursos al alcance para reforzar el mensaje”. Una de las cualidades de aquellos que llevan el gen intraemprendedor es que suelen estar abiertos a desafíos, interiorizan los retos para luego proponer soluciones, por lo que este concepto es más útil que nunca.
- Instaurar el “Mejor pedir perdón que pedir permiso”: citando de nuevo Lidertarios, “El consenso mata la innovación […]. Los comités no se diseñaron para tomar decisiones disruptivas, sino para buscar la eficiencia operacional. La disrupción proviene de una visión muy subjetiva, personal. De una forma diferente de ver las cosas.”
- Cultura corporativa frente a los “reinos de taifas”: a medida que la organización crece, pueden surgir diferencias, y entre ellas, grupos que en vez de colaborar, compitan. Cuando esto sucede, las ideas disruptivas pueden crear un ambiente de competición en vez de aprovecharse por toda la empresa. Es necesario que la cultura corporativa se asiente y homogeneice diferencias demográficas o culturales que no aporten valor para promover la colaboración y un liderazgo basado en el servicio.
¿Qué podría salir bien?
Unas veces por la falta de consenso y otras por una autoridad impuesta e inflexible, las ideas no se llevan a cabo. Aquí es donde la cultura conforma un papel clave, pues las buenas intenciones de los intramprendedores sin unos elementos organizacionales adecuados puede llevar a la inacción o bien a la rebeldía sin comunicación.
Un ejemplo de acción rebelde pero inconexa lo podemos encontrar en Portland, donde hartos de que el gobierno no reparara las carreteras, un grupo de trabajadores cualificados las arregló por sí mismos. Lo ideal hubiera sido un acuerdo con las autoridades, pero no se produjo esa coordinación. Otro ejemplo de acción que siendo integrada podría ofrecer un resultado óptimo la encontramos en el seno de la NASA, ya que tras el desafío negacionista del cambio climático por el presidente estadounidense, surgió una cuenta rebelde para tratar de informar con hechos probados por la ciencia.
Las herramientas de empoderamiento actuales dotan mayor autonomía a las personas, les otorgan poderes extra por lo que si las directrices no están alienadas, puede ocurrir una rebeldía inconexa. Si no contamos con una cultura adecuada, se pueden silenciar los intentos de cambiar algo a mejor y salir por otra vía con proyectos que incluso se desvíen hacia la competencia de la propia matriz.
Sin embargo, si todos los elementos se combinan y disponemos de una organización enfocada a la motivación intrínseca y a la búsqueda del amor en el trabajo, la magia no tardará en suceder.
¿Dispone tu empresa de los elementos que hagan convertir a tus empleados en intraemprendedores? ¿Tu cultura organizacional está preparada para que se produzcan procesos de intraemprendimiento? ¿Se conectan todos los puntos para no generar actos de rebeldía inconexos?

