La Inteligencia Colectiva de los Lidertarios

Fernando Polo

9 marzo 2016

Si habéis tenido la ocasión de presenciar alguna vez el vuelo sincronizado de los estorninos seguramente os habréis sentido seducidos como nos ha ocurrido a nosotros. Los etólogos se preguntan el porqué y cómo de ese movimiento orquestado. Parecen haber concluido que se trata de una maniobra de evasión ante el acecho de halcones y otros rapaces, que no siendo capaces de centrar la atención en una sola presa, fallan una y otra vez al atacar la bandada. Los estorninos han desarrollado un sistema sensitivo que les permite sincronizar sus movimientos con seis o siete individuos a su alrededor, reaccionando hasta diez veces más rápido que un piloto de aviación. Además de escapar, la nube moviente recortada contra el cielo azul no deja de generar estupefacción.

Durante las revueltas inglesas en verano de 2011, la policía solicitó a Blackberry que desconectase su servicio de Messenger. Los manifestantes se escabullían de los agentes, comunicándose a través los móviles y sincronizando sus movimientos como los estorninos. La organización colectiva descentralizada es cada vez más normal en nuestro mundo digitalizado. No sólo alumbra proyectos universales como la Wikipedia, despierta movimientos como las revueltas árabes, el 15-M y #OcuppyWallStreet, sino que nos ayuda a comparar opiniones sobre productos (como TripAdvisor o TopRural), a comprar y vender productos de segunda mano, alquilar nuestros activos infrautilizados, depositando nuestra confianza en sistemas nativos de reputación digital como el karma y las opiniones de otros usuarios. Y aparecen proyectos empresariales basados en comunidades online, que ya no sólo desarrollan software, como Linux o WordPress, sino que construyen también hardware, como Arduino o Local Motors.

Igual que el iPhone se coló en las compañías sin el consentimiento de los departamentos de informática y el software empresarial se inspira en el software de consumo (fenómeno denominado “consumerización” ), estas formas orgánicas de gestión se irán extendiendo progresivamente en el entorno de los negocios. Y muchos esquemas tradicionales se verán trastocados.

La meritocracia se impondrá a la autoridad jerárquica. El acceso a la información eliminará los silos funcionales. La organización descentralizada reducirá una burocracia innecesaria que mantiene el orden pero coarta la libertad y genera frustración. Esta falta de soberanía pondrá en fuga los cerebros más imprendedores y brillantes, generando así necesidad de nuevos procedimientos para mantener el orden y creando un círculo vicioso.

Este modelo organizativo puede acarrear tiempo extra en conversaciones y búsquedas de consenso, en creación de procedimientos efímeros ad-hoc que no se “activan” o reutlizan. Nuestra experiencia nos dice que la gestión del conocimiento “dos punto cero”, menos centralizada, acelera el aprendizaje y el acceso a los expertos. Presumimos de que en Territorio creativo, un recién llegado tarda sólo 2 meses en aportar valor real en su proyecto, cuando en otras compañías el período medio de aprendizaje es de 6 meses. Si anualmente contratásemos 20 personas, ahorraríamos unos 80 meses hombre, dato que impacta directamente en nuestra cuenta de resultados. Pero también cuenta con sus limitaciones porque nos volvemos perezosos para estructurar el conocimiento con bases de datos u otras herramientas. Y esto puede frustrar a los menos tiempo llevan en la casa.

Una empresa acostumbrada a generar procedimientos, termina imponiéndolos incluso cuando no es necesario. Creando una regla general y permanente para una necesidad puntual y temporal. Igual de difícil es implantar un procedimiento, que eliminarlo (o cambiarlo). Pensémoslo bien antes de introducir reglas o flujos de trabajo en lugar de dejar a las personas organizarse a través de un cerebro colectivo conectado.

Un cerebro colectivo para introducir orden en el caos de la anarquía.

(Este capítulo está incluído en Lidertarios, Creando imprendedores en la era digital, publicado por Gestión 2000 en enero de 2015).

Foto: Owen Humphreys / PA Wire