
Innovar, crear y mejorar
20 junio 2013
Si buscas resultados diferentes, no hagas siempre lo mismo.
Mucho se ha hablado de innovación en los últimos años. También de creatividad, de generar ideas y de cambiar en las empresas, organismos públicos y en el tercer sector. Ahora incluso desde la ciudadanía.
Innovar… ¿cómo?
Cada vez estamos más convencidos de que las metodologías y las técnicas son importantes y necesarias, lo mismo que pasó hace años con las tecnologías de desarrollo de software o con los procesos industriales.
Design Thinking, Pensamiento Lateral, Pensamiento Creativo, Visual Thinking, Co-creación y un largo etcétera. Todas nos ayudan y cada una de ellas en diferentes ámbitos:
- Creación y selección de ideas, en entornos abiertos o de confianza
- Representación visual de modelos de negocio o nuevos procesos
- Diseño y prototipado de productos y servicios
Nos damos cuenta de que la creatividad (generar ideas) es sólo una parte del proceso de innovación y que, además, hay multitud de técnicas que nos ayudan, más allá del clásico «brainstorming» o «lluvia de ideas». Y de que la clave de las ideas puede no estar en las respuesta, sino en la pregunta que nos lleva a ellas.
Y sabemos que todo eso es imposible sin la cultura adecuada. Que el comportamiento será la ventaja competitiva diferencial en las compañías «the culture of better thinking and deciding«. Y que sin cultura ni comportamiento innovador es muy difícil que una empresa sobreviva en el contexto actual.
Innovar… ¿con qué?
Pues parece claro que la época de la extracción de materias primas y la explotación de recursos naturales ha pasado a la historia, y que la diferencia la marcan los países, sociedades y empresas que innovan a través del conocimiento. Estamos en la economía del conocimiento. Y estamos en la era de la «infoxicación».
Explotar el conocimiento y motivar el talento de las personas parecen los dos activos más importantes a la hora de innovar. Y por lo tanto, gestionar los datos, la información y el conocimiento se convierte en algo esencial. Google nos lo recuerda cada vez que se mete en un nuevo negocio con el que, a priori, no tenía nada que ver. También esas nuevas y fantásticas start-ups, cada vez más sociales, que hacen maravillas combinando datos, aportando nuevas soluciones y servicios agregando los vínculos y las identidades digitales de las personas. En definitiva, agregando talento, conocimiento y tecnología.
Innovar… ¿con quién?
Open Innovation (Innovación Abierta), ese concepto idealizado y muchas veces mal entendido, comienza a hacerse realidad en muchas empresas. Todos pueden aportar: los clientes, los proveedores, los socios. Y dentro de la empresa, desde los becarios hasta el director general. Todos somos creativos y todos podemos participar y contribuir en el proceso de innovación.
¿Qué parte de la innovación puede una compañía generar en formato abierto? Ahí está la clave. Hay que elegir cuidadosamente qué proyectos e iniciativas llevamos a formatos «open» y cuáles mantenemos «in-house».
Y por último, innovar… ¿en qué?
Una vez tenemos claras las capacidades, talento y conocimiento de que disponemos, es recomendable fijar una estrategia de innovaciónque nos permita focalizar los esfuerzos:
- Productos y servicios
- Procesos
- Modelos organizativos y modelos de relación
- Tecnología
- Nuevos modelos de negocio
Podemos intentar mejorar el día a día (¿cómo mejorar el proceso de facturación?) o pensar en grande (¿cómo diversificar y crear nuevos modelos de negocio?).
Si vamos a por lo último, es útil comenzar «acercándonos» a sectores más o menos vinculados a nuestro negocio, sabiendo que los sectores tradicionales se van diluyendo y, cada vez más, las oportunidades están en la «hibridación». En la combinación de sectores con gran potencial de transformación, como Turismo, Salud o Educación; en Big Data como catalizador para la creación de nuevos productos, servicios y modelos de negocio; en las Smart Cities como el mayor espacio de innovación que jamás haya existido, con el ciudadano como protagonista. Protagonista de la innovación en los espacios sociales.
Y puestos a innovar, también podemos pensar en cómo transferir «al mundo real» toda la I+D y la Tecnología que se genera en las universidades, parques, centros tecnológicos y centros de I+D+i. Uno de los mejores científicos de nuestro país, Juan Pérez-Mercader, lo resume perfectamente:
Innovar consiste en llevar los libros (el conocimiento) de las estanterías a los escaparates (el mercado).
Pues eso.

