
El error de Ramoncín: hormigón, mujeres y sobrerreacción
17 noviembre 2009
Ante todo, debo reconocer que conservo una gran simpatía hacia Ramoncín. Nací en 1970, en una España sin democracia, cerrada, autocomplaciente y cuyos puestos de responsabilidad estaban ocupados por personas sumamente ignorantes.
Cuando Ramoncín surgió en escena con su estética punk y canciones como «Marica de terciopelo», «Chuli» o «Putnet Bridge» enfrentándose no sólo al rancio «establishment» de la época, no pude por menos que sentir admiración por tan singular y valiente personaje.
Este admiración la compartí años más tarde con un compañero de mili. Siempre sonaba Ramoncín en el radiocasete del coche cuando los viernes salíamos del cuartel eufóricos de vuelta a Madrid, o los melancólicos domingos por la tarde cuando regresábamos al cuartel.
Años después Ramoncín comenzó a coquetear con la telebasura, y a defender ridículas campañas pro criminalización de internet pero siempre me he quedado con el pasado glorioso del personaje antes que con el ridículo presente.
Tras estos momentos de «abuelo cebolleta» entramos en materia. En las últimas semanas hemos asistido a un error en la gestión de la reputación online verdaderamente «de libro» por parte de Ramoncín denunciando a la revista El Jueves por parodiarle en un vídeo en YouTube, hasta lograr que el propio Google España cerrase (temporalmente) dicho canal.
Este error se llama «sobrerreacción», o lo que es lo mismo, reaccionar de manera desproporcionada ante un acontecimiento poco significativo. Esta sobreacción es una de los errores más frecuentes cuando se deja la gestión de la reputación online en manos inexpertas, y suele provocar un efecto absolutamente contrario al deseado.
Analicemos los hechos paso a paso:
1- Ramoncín está preocupado por su «reputación online», y decide monitorizar todo lo que se dice sobre el en la red: una acción más que recomendable en todo personaje público.
2- Ramoncín deja este trabajo en manos de gente inapropiada: una asesoría jurídica especialista en delitos informáticos. Si este mismo trabajo se lo hubiera encargado a expertos en reputación online, todo esto no hubiera sucedido. Sin embargo, al encargárselo a una empresa que busca delitos, ha dado el primer paso para este error garrafal. Confundir críticas con delitos es un error frecuente en el que el mal llamado «rey del pollo frito» cayó de pleno.
3- Esta empresa detecta que en el canal de Youtube de El Jueves se están emitiendo vídeos paródicos de Ramoncín.
4- Y aquí viene el siguiente error: la empresa (entiendo que con la autorización de Ramoncín) decide denunciar este hecho, lo que lleva a que Google España cierre temporalmente el canal de El Jueves en YouTube
Este hecho es claramente una «sobrerreacción» porque:
– Aunque El Jueves, creada en 1978, tuvo una gran popularidad hace unas décadas, hoy es casi una publicación marginal. Seamos sinceros: ¿alguno de nosotros había visto dicho vídeo? ¿Alguno sabíamos siquiera que El Jueves tenía un canal en YouTube? No. Este canal, en el momento del cierre tenía unos paupérrimos 800 seguidores. Una verdadera miseria. Es decir, este vídeo hubiera pasado completamente inadvertido.
Curiosamente, es el mismo error que cometió la Casa Real cuando en 2007 denunciaron la famosa portada en la que se veía a los Príncipes de Asturias haciendo el amor. La inmensa mayoría jamás hubiésemos oído hablar de esa portada de no ser por la denuncia. Quizá en el caso de los Príncipes de Asturias se estuviese cometiendo algún delito por alguna de esas leyes injustas que no permiten críticas a la Corona (y que conste que soy muy monárquico), pero un hombre que baila llevando un tanga con la cara de Ramoncín dudo mucho que sea punible.
Conclusión: algo que hubiera pasado absolutamente inadvertido ha sido visto por todo España gracias a la sobreracción de Ramoncín. Tiro por la culata, o «Epic Fail».
– Reacciones de solidaridad: aunque nadie lo lea, El Jueves todavía despierta muchas muestras de simpatía (todo lo contrario que el denunciante) lo que ha levantado una ola de solidaridad con dicha revista a través de blogs y Twitter.
Mirando el gráfico del arranque del post, conseguido en pocos minutos con la herramienta gratuita Social Seek, vemos cómo a partir del 11/11/09, fecha en que llega a los medios la denuncia, el «buzz» en torno a El Jueves y Ramoncín se dispara.
Y si entramos a analizar la composición de ese buzz vemos que casi unánimemente son duras críticas al rockero, y muestras de solidaridad hacia la revista.
Resultado: ahora todo el mundo sabe que El Jueves tiene un canal en YouTube (que de 800 suscriptores ha pasado a 1100) , que ha vuelto a ser abierto. Ahora todo el mundoha visto el vídeo que Ramoncín quería ocultar. La revista El Jueves ha conseguido una publicidad impagable con dinero, y ha enseñado a mucha gente que criticando a Ramoncín pueden salir en la tele.
¿Qué debería haber hecho Ramoncín?:
Si Ramoncín hubiese tenido más sentido común, o simplemente hubiese puesto la gestión de su reputación online en manos de profesionales, se hubiera limitado a «dejarlo pasar», y poca gente fuera de esos 800 suscriptores hubieran visto el vídeo. Alguien que ha pasado por tantas vicisitudes debería tener la suficiente sangre fría para permanecer impasible antes estas nimiedades.

