
El nuevo periodismo se llama… OPEN DATA
25 febrero 2011

Hay historias cotidianas pero de gran transcendencia social que, simplemente, desaparecen porque detrás no ha habido un hombre curioso, un investigador convencido, un profesional comprometido con el derecho a la información que preguntara e indagara entre los informes oficiales que exigiera que ciertos datos públicos sean eso, públicos.
Eso que actualmente llamamos información tiene cosas muy curiosas. Por ejemplo, que las mejores historias mueran casi siempre en un cajón, en un retazo de papel abandonado Hay noticias que jamás se publican. A veces, por un incomprendido sentido de la responsabilidad periodística. Otras, bajo la presión del gabinete institucional de turno.
Pero hay historias que triunfan. Una de ellas se llama, de hecho, The Story, un blog tras el cual se esconde la mayor liberación de datos jamás emprendida por una institución pública de Irlanda.
En concreto, se trata de la apertura de millones y millones de registros correspondientes a todos y cada uno de los gastos realizados por el Oirechtas o Parlamento Nacional de ese país durante los últimos años y, entre ellos, los realizados por sus diputados con cargo al presupuesto de la Cámara.
Este hito, que entronca con los principios básicos del Open Government Data, no hubiera sido noticia en todo los periódicos del país de no ser por la revelación de ciertos dispendios de algunas de sus señorías: billetes de viaje a Londres para ver las carreras de caballos, sombreros de regalo para la esposa, limusinas para cruzar de una terminal a otra dentro del mismo aeropuerto
Ni siquiera la dimisión del presidente del propio Parlamento hubiera sido noticia si Irlanda, como buena parte de la UE excepto España-, no contara con una Ley de Acceso a la Información y con profesionales dedicados al Data-Driven Journalism o Periodismo de Datos.
El protagonista, en este caso, es Gavin Sheridan, periodista y entusiasta de la web colaborativa que desde hace años trabaja para que su Gobierno y las instituciones de su país sean más transparentes y cercanas al ciudadano.
Gavin, que este mes de febrero explicó la hazaña de The Story en Madrid (ver presentación) de la mano de las plataformas cívicas Pro Bono Publico y Acces Info Europe y de MediaLab-Prado, encarna una nueva generación de profesionales dedicados a la investigación de las bases de datos de naturaleza pública que, unas veces con mayor discrecionalidad que otras, gestionan las administraciones.
¿El objetivo? Desentrañar miles y miles de documentos oficiales, la mayoría desconocidos o ininteligibles para el conjunto de los ciudadanos, y garantizar eso que lo que los anglosajones han popularizado bajo el término de accontability o rendición de cuentas. Es decir, hacer visible de forma permanente y gracias a Internet los actos y acciones que realizan los gobiernos, su legalidad, su grado de eficacia, la adecuación de estos a los compromismos asumidos o los medios económicos y materiales empleados para la ejecución de aquéllos, entre otros indicadores.
Este Data-Driven Journalism es, para algunos, una de las grandes oportunidades que tiene la profesión periodística para recuperar su crédito social y una obligación ineludible, según la mayoría, para salvar la imagen de nuestras instituciones democráticas, sumidas en una grave crisis de confianza en todo el mundo.
De hecho, periódicos como The Guardian han convertido esta disciplina en uno de sus buques insignias y han hecho de profesionales como Lisa Evans, presente también en la Barcamp del pasado 15 de febrero su ponencia en detalle), en uno de los mejores ejemplos de ese ¿nuevo Periodismo?

No todo es tan sencillo. Por lo pronto, la simple liberación de datos públicos no es una garantía en sí misma. A veces, incluso con el mejor afán de la Administración, los miles de registros publicados o no son útiles o, lisa y llanamente, no se entienden.
¿Dónde van mis impuestos?, aplicación desarrollada por David Cabo en colaboración con Pro Bono Publico y la Open Knowledge Foundation representa otra de las ramas imprescindibles y cada vez más de moda del Open Government Data y del Data-Driven Journalism: la visualización de los datos públicos.
¿Y de qué se trata? De convertir números, tablas y variables en sencillos gráficos al alcance de cualquiera, eso sí, tras un proceso de análisis y conceptualización intenso o de convocatorias de crowdsourcing internacionales, abiertas a diseñadores, creativos, programadores, desarrolladores como Design for America, de la que ya hablamos en otro post.
Un ejemplo perfecto en nuestro país de esta actividad es el estudio de los datos oficiales sobre los niveles de contaminación de la ciudad de Madrid realizado por Sergio Álvarez (ver presentación) y el equipo de Vizzuality.
¿Interesados en la visualización? Echad un vistazo a este taller de MediaLab-Prado.
No hay duda de que historias como la de Gavin Sheridan cuentan con muchos elementos a su favor, entre ellas una Ley de Acceso a la Información como la que demanda la Coalición Pro Acceso. Lo básico, sin embargo, ya lo tenemos: periodistas con vocación social, expertos en Open Data (mención especial a José Luis Marín y Euroalert), ciberactivistas y organizaciones cívicas como los propios chicos de Pro Bono Publico y Acces Info Europe…
Ahora lo que nos falta son ciudadanos comprometidos y más Gobiernos Abiertos.

