
El nuevo mercado: volviendo a los orígenes de la venta
11 noviembre 2008
Lo dice Paul Beelen, que parece que ha vuelto a coger el placer por escribir de nuevo en su blog: la tecnología nos está haciendo volver al concepto tradicional de mercado. Aquel en el que el vendedor y el consumidor se veían cara a cara. Dónde apenas había intermediarios entre ambos, si no que el negocio se hacía de forma transparente y a las claras.
Pero es que el nuevo mercado, ¿es en realidad el modelo antiguo?
Paul Beelen pone como ejemplo el caso de Radiohead con su album «In Rainbows»: como muchos recordaréis la banda decidió vender su disco directamente, sin intermediación de la casa discográfica, dejando a la discreción de los consumidores la cantidad de dinero a pagar. ¿Resultado? un promedio de 7 u 8 dólares pagados por un disco, en un mercado donde lo habitual es que se considere gratis el precio a pagar. Por no mencionar la base de datos de fans creada al rellenar los datos que se precisaban para la descarga: para su próximo disco les bastará con decírselo a aquellos que compraron el primero.
¿Volvemos a un mercado directo? yo creo que es la tendencia. Si llevamos unos años construyendo un sistema de información sin intermediarios – los blogs- por qué no habríamos de construir un sistema de ventas directo: la tecnología lo hará posible. De hecho un sector tan importante como el del turismo ha sufrido en sus carnes una transformación inimaginable hace unos pocos años: la de la paulatina desaparición de las agencias de viajes en la calle.
¿Y las agencias de publicidad? ¿qué papel nos tocará jugar en ese futuro imperfecto? Sinceramente creo que cada agencia, sea diminuta o un gran grupo, debería estar pensando ya mismo en cuál será su papel con los clientes a partir de ahora. En un mercado donde el vendedor con un esfuerzo razonable empieza a conseguir sus propias plataformas para decirle al cliente «tengo este producto», donde la «alquimia marketiniana» imposible de dominar por otros que siempre hemos defendido las agencias cada vez es menos alquimia y más «Quimicefa», donde a la agencia le cabe menos peso específico a la hora de ser un agente en el nuevo panorama de la comunicación, tenemos un problema de partida importante.
No es fácil, darnos cuenta en primera persona de que el queso empieza a escasear. Pero me temo que la situación se volverá insostenible si no reconocemos que el queso ya no está en la alhacena de siempre; que ya no es estirar la mano y cogerlo. Si el mercado permite al anunciante hablar directamente con el consumidor y éste, que se está convirtiendo en «crossumer», cada vez tiene más poder de decisión ¿qué nos queda a las agencias?
Jugar el nuevo juego, diría yo 😉

