
Crowdsourcing como método antiterrorista
4 enero 2010
Como ya sabéis mis lectores habituales, el crowdsourcing es uno de mis temas favoritos. Y me ha llamado muchísimo la atención este post, un tanto polémico, al respecto de cómo el crowdsourcing podría ayudar a evitar los ataques terroristas en aviones. Su autor es Mark Maunder, un emprendedor sudafricano afincado en Seattlem, CEO de Feedjit.com.
Recordemos antes de nada qué es el crowdsourcing, término acuñado por el editor de Wired Jeff Howe: seleccionar una serie de tareas habitualmente realizadas por empleados y externalizarlas a un grupo de personas o comunidad. Un buen ejemplo de ello sería la Wikipedia, donde voluntarios han reemplazado el trabajo de los expertos, o el caso de Netflix y su algoritmo de recomendación.
El autor recuerda el reciente intento de atentado en un vuelo desde Holanda a Estados Unidos en el que un ciudadano nigeriano, miembro de Al Qaeda, intentó detonar en pleno vuelo un explosivo que llevaba en sus calzoncillos. Un ciudadano holandés se abalanzó sobre él cuando vio arder la ropa del terrorista y evitó que explotase.
Probablemente este ciudadano sospechase desde hacía rato de la actitud y el comportamiento del terrorista: nervios, oraciones, visitas frecuentes al baño, estrés extremo…
También recuerda los dramáticos atentados del 11 de Septiembre, donde uno de los aviones, el vuelo 93, no alcanzó su objetivo debido a que los pasajeros, una vez alertados vía móvil de que el objetivo de los secuestradores era estrellar el avión contra algún objetivo destacado, decidieron rebelarse e impedirlo.
El argumento del autor es que las autoridades deberían utilizar, como ya lo hacen muchísimas empresas y organizaciones, el feedback de sus usuarios también en estas situaciones, en vez de limitarse a cachearnos hasta la extenuación.
Ejemplo: mientras se espera el embarque, varios pasajeros sospechan de la extraña actitud de uno de los viajeros. Debería existir un sistema para que en tiempo real se pudiese hacer llegar las sospechas de la gente a las autoridades, y si por ejemplo hay varias «denuncias» simultáneas hacia la misma persona, intervenir.
Yendo más allá, propone que en el mismo vuelo las azafatas inviten a los pasajeros a socializar y a comentar detalles de su viaje, y con un simple toque de botón puedan avisar a la tripulacion si sospechan de alguno de los pasajeros. Si varios de los pasajeros alertan sobre el mismo pasajero (por comportamientos extraños, manipulación de algún objeto, estado de nervios ostensible…) la tripulación podría tomar medidas.
Un argumento atractivo y en absoluto descabellado. No olvidemos que ya se emplea el crowdsourcing por ejemplo, para detectar la inmigración ilegal entre México y Estados Unidos. Entre los argumentos en contra a esta medida estarían el crear aun más un ambiente de terror invitando a los viajeros a detectar terroristas a su alrededor. También significaría un problema para todos los pasajeros que lleven una vestimenta «étnica», o se penalize a viajeros ariscos o con miedo a volar, pues los síntomas de nerviosismo se podrían confundir.
Sin estar de acuerdo en definitiva con el autor, sí comparto su idea de un uso más inteligente de «la comunidad» (pues en este caso sí somos una comunidad, dado que todos compartimos el mismo fin, la paz) a la hora de detectar amenazas externas, y más teniendo en cuenta los numerosos errores de los servicios de inteligencia.

