Creatividad en estado (semi) puro

GoodRebels

21 agosto 2013


Nuevo documento de texto. En la primera línea parpadea una rayita vertical. Tecleo “Creatividad en estado puro” y pulso enter. En la segunda línea parpadea una rayita vertical. Pasan cinco minutos y sigue parpadeando una rayita vertical. Pasan ocho minutos y la rayita vertical sigue sin aportar nada a las únicas palabras de la página. Me levanto de la silla recalentada para encontrar una respuesta en el fondo de una taza de café – que me toca recalentar -. En los posos del café me parece leer una de las frases estrella de los blogs de coaching y emprendimiento: “un adulto creativo es un niño que ha sobrevivido”. “Jum, estado puro… pureza… infancia… creatividad… me da a mí que el post va a ir por esos derroteros”, pienso mientras miro de reojo a la rayita vertical que sigue en impertérrita ante la situación.

Entremos en materia: ¿Qué y cómo sería la creatividad “pura”? ¿Puede darse? ¿Es correcto afirmar que los niños se encuentran en un estado por el que son capaces de realizar tareas creativas que no están híperinfluenciadas por factores externos?

Esta creatividad al menos debería poseer un par de estas características:

  • No se debe atener a convencionalismos, modas, tendencias, estamentos culturales, sociales ni económicos del momento.
  • No está dirigida a ningún público en concreto.
  • No tiene límites, es una expresión libre en la que el niño – y ojalá el adulto creativo – se ha dejado llevar, sin tener en cuenta nada más.
  • Es espontánea, es expresión sin imitación, sin directivas.

Por desgracia, en ocasiones por un motivo u otro llegamos a oír decir a un niño “no puedo dibujar esto” o “no sé dibujar esto otro”. Esa rotura de la magia implica que ha habido algún tipo de interferencia en su vida, y para condena de toda la humanidad, la creatividad viene coartada en muchos casos por la educación, como bien apuntó Ken Robinson en su famoso vídeo de las charlas del TED “Do Schools Kill Creativity?” – que podemos ver a continuación- o Germán Doin en “La Educación Prohibida”, un popular documental que realiza un repaso por las diversas teorías educativas alternativas que buscan alentar la innovación y evitar así la pérdida de la capacidad creadora del futuro adulto.

Hagamos un inciso para cuestionarnos un clásico: ¿qué es la creatividad? Según una de las definiciones clásicas, la creatividad es:

La capacidad para formar combinaciones, para relacionar o reestructurar elementos conocidos, con el fin de alcanzar resultados, ideas o productos, a la vez originales y relevantes. Esta capacidad puede atribuirse a las personas, grupos, organizaciones, y también a toda una cultura. En medida importante la creatividad equivale a una cierta manera de utilizar lo que está disponible, a hacer un uso infinito de recursos necesariamente finitos.

Esta definición – y la concepción actual de la creatividad – insiste más en la resolución de problemas y se desvincula del desarrollo personal y emocional, o por decirlo de otro modo, de esa creatividad libre que se presupone como propia de los niños. Pero al contrario que muchos adultos, los niños sí tienen la capacidad de dirigir sin demasiados esfuerzos su capacidad creadora a la resolución de situaciones problemáticas, como demuestra Mini Miba, un concurso e iniciativa del Museo de los Inventos de Barcelona en el que cada año los más pequeños inventan genialidades como un cuchillo con un peso en el extremo inferior para evitar cortes cuando se cae al suelo.

Retomemos el punto anterior, la definición habla de “lo que está disponible”, de “recursos finitos”, dos conceptos que contrastan con la creatividad sin influencias de la que es capaz la imaginación de un niño y que Einstein – una de las personas más sobresalientes de la historia de la humanidad – no sólo conservaba intacta, sino que además defendía con fervor al afirmar que las teorías científicas eran “invenciones libres de la inteligencia humana”. El padre de la teoría de la relatividad insistía en que no había “ningún camino lógico para descubrir las leyes elementales de la naturaleza”. Estas afirmaciones llamaron fuertemente la atención del psicólogo alemán Max Wertheimer, creador de la psicología de la Gestalt – la del axioma de: el todo es mayor que la suma de sus partes – que comprobó cómo a Einstein la inspiración le venía en forma de una idea un tanto abstracta y grandiosa y de ahí trazaba los pormenores que eran la resolución del problema planteado.

A modo de corolario/cierre clásico de los post sobre creatividad, tres conclusiones/consejos/afirmaciones sobre el tema:

  • De vez en cuando es bueno, saludable y recomendable concedernos una regresión a la infancia, crear sin ningún fin concreto, sentir el placer de pintar por pintar, no pretender resolver conflictos.
  • Todos los individuos poseemos un potencial creativo mayor de lo que imaginamos.
  • Las actividades artísticas pueden brindar el estímulo para una acción constructiva y la oportunidad para que cada individuo se vea a sí mismo como un ser que busca organizaciones nuevas y armoniosas y que logra tener confianza en sus propios medios de expresión.

Wertheimer sostenía:

Según una opinión muy difundida, a los hombres no les gusta pensar, se esfuerzan por evitarlo y prefieren la repetición a la reflexión. No obstante, el verdadero pensamiento florece aquí y allá, pese a los muchos factores hostiles que lo sofocan.

La presión que ejercen los grupos sobre el individuo obliga al conformismo y reduce la expresión creativa. Las decisiones y juicios de los demás influyen, regálate momentos de introspección.