Un par de complementos a la tasa de conversión

GoodRebels

17 enero 2009

«Por más que digo ¡ven, ven!
la luciérnaga
pasa volando.
Onitsura»

Saber los resultados de las métricas sobre nuestro rendimiento, es la base para establecer una buena orientación estratégica en nuestro negocio. Cuando estudiamos la tasa de conversión, lo hacemos para sacar el máximo rendimiento al site. Dicho esto, también debemos tener en cuenta la existencia de métricas que complementan la tasa de conversión, y que nos pueden resultar, en cuanto al presupuesto que manejamos en publicidad, muy interesantes a la hora de tomar decisiones sobre nuestra forma de proceder. Podemos pensar que cada cliente, además de la conversión asociada a la publicidad, nos puede seguir generando beneficios: primero, rellenando un formulario, y luego, adquiriendo un producto y estableciendo un compromiso con la marca.

Pero es básico centrarnos en que ese compromiso del cliente se establece por lo que podemos ofrecer en el negocio (buenos contenidos, buenos productos, buenos servicios“). Y eso, hay que separarlo de lo que nos cuesta atraerle a nuestro site. ¿Nos gastamos mucho? ¿Nos gastamos poco? ¿Invertimos correctamente? Podemos saber lo que nos cuesta que una visita realice una acción completa (conversión), respecto a lo que nos hemos dejado en publicidad. Esta acción puede ser una venta, el completar un formulario de alta, un link desde un email“, incluso el conseguir mantener una visita más tiempo del que sería lo normal en el site, o bien, que visite un cierto número de páginas.

Por ejemplo, si el mes pasado gastamos 10.000 euros en publicidad online sobre un nuevo producto, hemos generado 20.000 visitantes con el/los anuncios y 200 de ellos han adquirido dicho producto, lo que nos ha costado cada venta para el mes pasado será:

10.000 euros publicidad / 200 ventas = 50 euros/venta

O lo que sería lo mismo:

Coste por acción = coste en publicidad / conversiones

¿Para qué nos sirve saber nuestro coste por acción (CPA)? Para tener otra visión del gasto que hacemos en publicidad, además de la ya conocida tasa de conversión. Con el dato de coste por acción en la mano, podemos tener más claro si la inversión que estamos realizando en otros sites o en buscadores nos está saliendo o no rentable. Lo ideal es que el coste por acción sea lo más bajo posible.

Digo esto y me quedo tan ancha, como si fuera fácil. Pues a lo mejor no es fácil, pero seguro que no es imposible llegar al mínimo poco a poco“ ¿Cómo hacemos esto? Podemos intentar reducir el coste en publicidad, y vemos cómo influye en el número de conversiones hasta dejarlo ajustado al «mínimo de presupuesto en publicidad y máximo de acciones completas«. Por otro lado, hacer lo posible por incrementar nuestra tasa de conversión, y en este caso lo que tendremos que mejorar es nuestro site.

Nos centramos en el proceso, estudiamos a conciencia el tiempo pasado en el mismo, la ruta seguida por los usuarios, la efectividad del formulario en sí“ y, después de segmentar, centrarnos en los que NO lo completan“ ¿Dónde lo abandonan? ¿Por dónde se van? ¿Por qué tardan tanto en el paso previo al formulario?

Si todavía no estamos convencidos de que el coste por conversión nos puede abrir los ojos con respecto a lo que debemos hacer con nuestro dinero destinado a publicidad, podemos combinar esta métrica con otra igualmente interesante: averiguar qué valor ganamos por cada conversión. Con este dato medimos la eficiencia conjunta de nuestra estrategia en publicidad y en nuestro site para convertir a visitantes en clientes rentables.

Para saber qué beneficio nos aporta una conversión, debemos previamente seleccionar qué valor le vamos a dar a cada acción (puede ser el mismo precio de una venta), y el beneficio que obtendremos, si no contamos el coste en publicidad (el margen de beneficio restante).

Regresemos de nuevo a nuestro ejemplo, si el mes pasado gastamos 10.000 euros en publicidad online, hemos generado 20.000 visitantes y 200 de ellos han adquirido el producto ofertado, ahora consideramos que cada venta nos genera 60 euros, con un margen de beneficio del 90%:

60 euros x 90% beneficio = 54 euros

Que vendría a ser:

Valor conversión = valor medio de la conversión x % margen del beneficio

Es decir, hemos generado 54 euros por conversión de cada visitante.

Si nuestra acción o conversión no genera dinero (no es una venta), podemos dar valor a cada categoría. Por ejemplo, rellenar un formulario puede ser equivalente a ganar 50 euros, contestar a un email puede valorarse en 60 euros, estar más de 2 minutos en el site o ver más de 2 páginas distintas sería equivalente a 30 euros“ La clave está en utilizar siempre el mismo valor para las mismas acciones, y podremos ver la evolución en el tiempo para cada categoría.

Cuando comparamos el coste por conversión con el valor de conversión, tendremos más datos para saber qué estrategia debemos continuar realizando, cual debemos tratar de ajustar, o simplemente cambiar para incrementar el rendimiento de nuestras acciones.

Si el coste por conversión es menor que el valor de la conversión, estaremos haciendo dinero y podremos incrementar el presupuesto en publicidad y seguir en la línea que estemos llevando en nuestra web.

Por el contrario, cuando el coste por conversión es mayor que el valor que nos supone la conversión, estaremos perdiendo dinero y deberemos investigar qué alternativas tenemos a la publicidad, o qué acciones podemos llevar a cabo en nuestra web para incrementar radicalmente la tasa de conversión.

El valor de la conversión será nuestro punto de referencia para decidir si aumentamos el presupuesto publicitario, o hacemos los ajustes necesarios antes de sacrificar la rentabilidad en un mal desempeño de la estrategia de publicidad o del sitio web.

Ojo, estoy obviando conscientemente lo que la publicidad nos puede estar generando en cuanto al valor de la marca o a futuras visitas/compras que no se realicen en el periodo analizado. Pero quería poner un ejemplo sencillo, y lo más claro posible, de lo que realmente podemos cuantificar, y que puede representar el 70% del objetivo final, dejando ese 30% restante para aquellos elementos más «cualitativos» (por ejemplo, aquellos que buscan por internet productos y luego los acaban adquiriendo de forma offline).

Conociendo el coste, el valor y la tasa de conversión de forma conjunta, establecemos un objetivo de referencia para determinar si estamos cerca, lejos o en el mismo objetivo. Y nos aseguramos que estamos en el camino correcto por una parte, o estaremos a tiempo para redireccionarla y sacarle partido.

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