
Blockchain: la promesa de un Internet seguro
18 abril 2017

Blockchain es una tecnología disruptora. Concebida como una supra-estructura edificada sobre la estructura de Internet, su misión va más allá de transportar los comandos que hacen posible ejecutar todo tipo de intercambios (la tarea de internet), para facilitar los elementos necesarios para que se ejecuten las transacciones en sí, de una manera irrefutable y segura, sobre un esquema distribuido que desplaza a los intermediarios tradicionales y suprime el control centralizado. Esa es su primera y esencial contribución.
En agosto de 2016, la consultora Gartner situaba a blockchain casi en el punto álgido de su Hype Cycle. Como antes lo hicieran el Big Data, el cloud computing o la analítica de datos, blockchain es percibido cada vez más como “The Next Big Thing” a tener en cuenta en la agenda tecnológica.
El sector financiero lidera la investigación e innovación sobre proyectos basados en blockchain, y en general, en todos los sectores donde la seguridad, la confianza y la transparencia son condiciones clave, ya se desarrollan proyectos sobre blockchain. En los próximos años, blockchain se presenta como la tecnología llamada a transformar la manera en que se llevan a cabo todo tipo de intercambios de valor.
Antes de analizar sus posibles aplicaciones corporativas, es conveniente entender la base tecnológica detrás de los orígenes de blockchain: conceptos como peer-to-peer, criptodivisas, contratos inteligentes o Dapps sostienen la tecnología llamada a revolucionar internet.
Los orígenes de blockchain: Bitcoin
En 2009 nace Bitcoin, un protocolo cuyo origen es totalmente desconocido. Desde entonces, poco a poco ha ido ganándose un hueco como medio alternativo de pago frente a los medios tradicionales.
Bitcoin crea un registro global donde se relacionan todas las cuentas de la red con sus saldos disponibles. Este registro global está reproducido en miles de ordenadores distribuidos por todo el planeta, que se sincronizan mediante peer-to-peer (la tecnología de BitTorrent) a fin de que nadie pueda ordenar el apagón de la red. Cada 10 minutos, gracias a un algoritmo especial (Proof-of-Work), los miembros de la red deciden aleatoriamente quién va a elegir qué transacciones, de entre todas las emitidas, van a ser procesadas en ese turno.
Las transacciones son difundidas en toda la red, y cada ordenador (también llamado nodo completo, o miner) ajusta el registro global (la versión que tiene en memoria) según el protocolo común. Con cada modificación del registro, se crea una huella criptográfica única (probar aquí) a partir del estado anterior del registro, que se incluye en el nuevo registro, de ahí el nombre blockchain, o “cadena de bloques”. Esto permite certificar que todos los ordenadores estén usando el mismo registro, y resolver los posibles conflictos analizando las huellas criptográficas de cada iteración.
Bitcoin proporcionó así una nueva tecnología, la criptomoneda, que desde sus principios aspira a reemplazar algún día el sistema monetario tradicional. En efecto, aporta ventajas innegables:
- Es incontrolable: cualquier alteración en el protocolo necesita ser aprobado por más de la mitad de la red, o será rechazado por su conjunto. Esto permite que la red esté controlada por sus propios miembros, y no por un Estado o una compañía.
- Es inmutable: al tratarse de una red peer-to-peer que sincroniza el conjunto de sus datos cada pocos minutos, los datos introducidos no se pueden borrar y las transacciones no se pueden cancelar. La única excepción tuvo lugar después del hackeo a The DAO, que en 2016 hizo perder 50 millones de dólares a esta firma responsable del mayor crowdfunding jamás logrado, y cuyos efectos fueron revertidos con el consentimiento del 85% de la red.
- Está siempre disponible: al funcionar como una red peer-to-peer con incentivos económicos (el mining permite obtener criptomoneda), siempre hay muchos ordenadores manteniéndola, por lo que la red Bitcoin está intrínsecamente protegida contra los ataques de tipo Denial-of-Service (DoS).
A pesar de las críticas recibidas en sus principios, todas las criptomonedas juntas acumulan un valor superior a 28.000 millones de dólares (19.000 millones sólo para Bitcoin). Pero la verdadera y más valiosa aportación de Bitcoin es la tecnología que la sustenta, blockchain, también llamada Distributed Ledger, un nuevo tipo de base de datos distribuida con la capacidad, como comentamos al inicio, de desarrollar un nuevo entorno de confianza para ejecutar todo tipo de intercambios de valor.
Y todo esto, ¿para qué sirve?
Blockchain introduce el concepto de contratos inteligentes (smart contracts), algoritmos que actúan como cuentas de usuarios (monederos) preprogramadas: pueden recibir dinero y emitir transacciones en función de su programación, visible para todos. Se pueden así imaginar, por ejemplo, aplicaciones y servicios open source como contratos de lotería, de copropiedad o de seguridad social, donde personas (u otros contratos inteligentes) envían dinero para que en algún momento, y según establezcan los términos del contrato, reciban una contrapartida en forma de servicios o dinero.
La ventaja clara de estos contratos es que pueden proteger fondos de tal forma que nadie pueda privar a las partes firmantes de sus derechos. Al ser los términos del contrato un algoritmo alojado en blockchain no son interpretables ni discutibles, y siempre se ejecutarán automáticamente tal y como fueron programados.
Blockchain crea también el concepto de Dapps: aplicaciones distribuidas que usan (o imitan) contratos inteligentes. Las Dapps cuentan con la facultad de manejar datos y dinero de manera segura gracias al soporte de blockchain y los contratos inteligentes. Por todo eso, las Dapps y los blockchains en general (privados o públicos, según la aplicación) pueden ser utilizadas para funciones tan diversas y sensibles como:
- Identificación online: uPort
- Atribución de nombres de dominio: BlockSlack.
- Comunicación privada: Akasha, Status.
- Compraventa entre particulares: OpenBazaar.
- Economía colaborativa: La’Zooz (transporte), WeiFund (crowdfunding).
- Certificación de documentos, protección de obras y contenido: Stamp (documentos), Ujo Music (música), Synereo (contenido).
- Certificación de títulos universitarios: BlockCerts (elaborado por el MIT), University of Nicosia.
- Certificación de cadenas de suministro: EverLedger (diamantes).
- Custodia de datos sanitarios: Gem Health (apoyado por Philips).
- Auditoría de incidencias en centrales nucleares, defensa y aeroespacial: GuardTime.
- Sistemas de voto y gobernanza: Bitnation, Democracy.earth, BoardRoom.
En el próximo artículo explicaremos las ventajas de los blockchains privados, y presentaremos las Dapps y entornos de desarrollo más prometedores para 2017.
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Más información sobre blockchain en el estudio “Blockchain: construyendo confianza”, de Rebel Thinking.

