Big Data (2): el nuevo combustible de la era digital

José Luis Rodríguez

7 agosto 2012

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No mueven coches ni alumbran ciudades. Pero recogidos y analizados con una tecnología hace poco tiempo inimaginable, los conjuntos masivos de información pronto ayudarán a transformar el mundo. Su lema es sencillo: más beneficios empresariales y más ahorro público. Prometen ser, por ello, el nuevo combustible de la era digital.

En los próximos años el Big Data generará unos ingresos previstos de más de 1.200 millones de euros –unas catorce veces los declarados en 2009- y estará instalado entre las actividades principales de nueve de cada diez empresas del selecto círculo de la revista Fortune.

Probablemente, no haya más de 50 proyectos experimentales en todo el mundo. Sin embargo, para el 2014 se espera que en países como España más del 19 por ciento de las compañías trabaje ya con megadatos, el triple de las ahora involucradas. Las pioneras: las situadas en el ámbito de la electrónica, la informática y la información.

Beneficios comerciales

El gran atractivo de los datos masivos es su potencial aparente para predecir comportamientos y fenómenos. Las matemáticas trabajan mejor, indudablemente, si en lugar de seis disponen de hasta 300 factores de cálculo. Y es más: superan todas las expectativas cuando se combina el estudio de conjuntos de información tradicionales, como los pedidos de los clientes o el flujo de inventario, con otros menos convencionales. Por ejemplo: los extraídos de una página web oficial, de Twitter o del correo electrónico.

Conocer profusamente a un usuario particular, a un consumidor o a un ciudadano ayuda a anticipar sus comportamientos, expectativas y necesidades concretas. Permite, en resumen, ahorrar tiempo, hacer más eficaces determinados servicios y tomar decisiones más seguras.

En general, se reconocen los siguientes beneficios para el Big Data:

  1. Ofrece una descripción cada vez más precisa y detallada de las fluctuaciones y rendimientos de todo tipo de recursos. Procter & Gamble, por ejemplo, es capaz de integrar en una única herramienta –diseñada a partir de una decena de tecnologías de proveedores distintos- la manera en la que los consumidores de 80 países distintos utilizan diariamente unas 4.000 millones de dosis de sus productos.
  2. Permite realizar adaptaciones “experimentales” a cualquier escala de un proceso y conocer su impacto en tiempo casi real sobre un bien o servicio concreto. Wal-Mart y Coca-Cola son dos compañías que combinan ya sus bases de datos y sus plataformas de análisis para estudiar la información en tiempo real que obtienen masivamente de sus respectivos clientes (por ejemplo, a través de las máquinas de vending).
  3. Ayuda a conocer mejor la demanda y a realizar una segmentación más ajustada de la oferta. El Financial Times utiliza el análisis de los datos masivos para optimizar las tarifas de sus anuncios según la demanda inmediata de sus lectores: qué leen, a qué hora, de qué sección, desde qué localidad… Sus ventas son hoy mayores debido no sólo a un mejor conocimiento del producto, sino, ante todo, a una capacidad más elevada de sus profesionales para detectar los nichos de la publicación insuficientemente explotados.
  4. Acelera el desarrollo de prestaciones y productos cada vez más innovadores y eficientes. El servicio 1004 de atención al cliente de Telefónica utiliza modelos predictivos para determinar el número de llamadas que recibirá en fechas muy concretas. De esta forma, según Soraya Paniagua, el call center más grande de Europa (14 millones de llamadas sólo en un mes) ha conseguido mejorar en un 50 por ciento su eficiencia.

Big data en el sector público

La Administración Pública, junto con el sector de los seguros, promete convertirse en uno de los cuatro grandes puntales del Big Data.

IBM y el Laboratorio Nacional Lawrence Livermore, que financia el Departamento de Energía de los Estados Unidos, han descrito algunos de los beneficios más destacados de la captura y organización de los grandes conjuntos de datos en este ámbito:

  • toma de decisiones más rápida y eficaz;
  • análisis predictivo y optimización continua de los sistemas de trabajo;
  • mejora de la eficiencia, especialmente en materia de seguridad ciudadana, protección civil y asistencia sanitaria.

En concreto, para el sector público, casi todos los estudios señalan tres áreas principales donde los datos masivos pueden propiciar un considerable ahorro de costes:

  • Eficiencia, a través de decisiones más inteligentes en torno a la organización de los distintos departamentos, la priorización de las tareas internas y la reducción de los costes de funcionamiento operativo. El Instituto Global Mckinsey estima que la explotación de los conjuntos de datos masivos alberga un potencial anual de 240.000 millones de euros para la Sanidad estadounidense (más del doble de la inversión española en este sector) y un valor de 200.000 millones de euros para la administración pública europea (casi el equivalente al Producto Interior Bruto de Grecia).
  • Lucha contra el fraude y errores no detectados. Gracias a la gestión de conjuntos masivos de datos, la Oficina Federal de Investigación de los Estados Unidos, más conocida por sus siglas, FBI, culminó en 2011 la mayor operación de su historia contra el fraude en el sistema de cobertura médica del Gobierno. En concreto, destapó una red de empresas y particulares que facturaron ilegalmente a cuenta del programa de asistencia pública Medicare, destinado a personas mayores de 65 años, unos 4.100 millones de euros. Esta cifra representa casi el 1 por ciento de la dotación económica de dicho programa en 2010.
  • Mejoras en la recaudación de impuestos. Se considera que el tratamiento a gran escala de la información que atesora la Hacienda del Reino Unido (80 veces superior a la contenida en la Biblioteca Británica) podría ahorrar a los contribuyentes de ese país entre 20.000 y 41.000 millones de euros, es decir, una media de 470 euros por cabeza. Un 6,25 por ciento de esa cantidad se obtendría gracias a una reducción significativa del fraude; un 12,5 por ciento a la mejora del sistema de recaudación de impuestos; y un 81,25 por ciento a un incremento de la eficacia operativa.

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Megadatos + Tecnología + Ciudad = Smart Cities

La oportunidad más importante, si cabe, para la gestión pública del Big Data se encuentra en nuestras ciudades, a través de las llamadas Smart Cities: espacios como Boulder, Columbus (Estados Unidos) y Masdar (Dubai); o como Málaga, Barcelona, Santander, Madrid y San Sebastián.

Se trata de urbes donde el Internet de las Cosas y la ciencia de los grandes volúmenes de datos se conjuran mutuamente para generar información con la que resolver los problemas modernos de habitabilidad, seguridad y eficiencia energética. Lo hacen de la mano de millones de sensores emplazados en semáforos, en contenedores de basura o bajo las aceras… También a través de nuestros teléfonos móviles, convertidos en estaciones volantes que miden la polución, la actividad comercial o el estado de nuestras calles y viviendas.

Una supervisión en tiempo real de la información asociada a estos elementos urbanos puede ayudar a ahorrar hasta un quince y un siete por ciento en el consumo de agua de riego y de agua potable, respectivamente; un 25 por ciento en el transporte de basura; un 17 por ciento en el uso de energía eléctrica e idéntico porcentaje en las emisiones de CO2, según un estudio de Telefónica.

Se calcula que sólo en 2010 los atascos de carreteras, provocados por una deficiente organización de la circulación y una mala gestión de los aparcamientos (el 45 por ciento del tráfico de Manhattan, Nueva York), ocasionaron en Estados Unidos unas pérdidas de más de 63.500 millones de euros, 11.000 millones de litros de combustible y 4.200 millones de horas de actividad no realizada. En ese mismo periodo, se produjeron 1,4 millones de accidentes y 40.000 fallecimientos sobre los asfaltos de la Unión Europa.

Las ciudades concentrarán pronto a siete de cada diez humanos -pese a ocupar apenas el 2 por ciento de la superficie planetaria-. Sin embargo, producen ya buena parte del consumo mundial de recursos y de energía, y generan hasta el 80 por ciento de los gases de efecto invernadero.

En ese contexto, no hay duda de que la ciencia de los conjuntos masivos de datos se presenta como uno de los instrumentos más interesantes de cuantos podamos disponer. Quizá sea sólo cuestión de negocio. Quizá sea la oportunidad que esperan nuestras administraciones públicas y nuestros municipios. Pero en cualquier caso, los números -los grandes números- están ya sobre la mesa.

Informes y links de interésBig Data: la galaxia de los datos. #TcBlog. 9 de julio de 2012. – Billions and billions: big data becomes a big deal. Deloitte. 2012. – Big Data en España: falta de conocimiento, presupuesto y calidad. Silicon News. 27 de junio de 2012. – Big Data: The next frontier for innovation, competition, and productivity. McKinsey Global Institute. Mayo 2011. – What is big data? An introduction to the big data landscape. O’Reilly radar. 11 de enero de 2012. – 5 Big Data questions for CEOs. Forbes. 26 de junio de 2012. – Social CRM y Big Data: obligados a entenderse. #TcBlog. 14 de mayo de 2012. – Big data y análisis predictivos en el 1004 de Telefónica. Soraya Paniagua. 26 de marzo de 2012. – The Big Data Opportunity: Making government faster, smarter and more personal. Policy Exchange. 3 de julio de 2012. – Internet de las Cosas: conectando el mundo real. #TcBlog. 9 de mayo de 2012.

Smart Cities: un primer paso hacia la internet de las cosas (pdf). Fundación Telefónica. 2011.