
Algo está cambiando…
15 febrero 2011
Intentar defender a estas alturas el social media como algo más que una moda pasajera, es algo que se me antoja obvio y posturas que pocas personas se atreverían hoy ya a defender. La evolución de Internet está ya servida y cada día es más influyente y más relevante en casi todas las capas de la sociedad. Pero tengo que confesar que se me hace aún extraño, para alguien que lleva unos años evangelizando a sus entornos tanto profesionales como personales de los beneficios y parabienes de este fenómeno, comprobar que no hay hoy periódico, televisión o radio, que no mencione en algún momento alguna noticia relacionada con su uso o incluso explicando a su audiencia qué es el Twitter (según la carismática presentadora del Intermedio Usun Yoon un helado como el Calipo pero retorcido)…
Y es que algo debe estar cambiando cuando un presidente de la Academia de Cine en la gala más relevante del cine español, delante de casi todo el mundo que es alguien en esta Industria y para varios millones de personas, nos recuerda:
«Internet es parte de nuestras vidas y la nueva ventana que nos abre la mente al mundo. A los internautas no les gusta que les llamen así. Ellos son CIUDADANOS, son sencillamente gente, son nuestro PÚBLICO».
Convertido en héroe nacional, estuvo 12 días encarcelado por ser el artífice de una página en Facebook a favor de la revuelta para derrocar el régimen de egipto y que fue liberado tras una búsqueda que empezó con la voz de alarma en Twitter de sus amigos y familiares.
La red es el medio, y la internet social el vehículo de expresión y organización más potente que la humanidad ha tenido nunca, por ello tenemos que ser consecuentes con el poder que eso con lleva y la responsabilidad que trae consigo. Y si no que se lo pregunten a Vigalondo o Bisbal , últimos ejemplos de lo que no hay que hacer con estas herramientas si no medimos las consecuencias de un altavoz de esta magnitud. Intentar defenderse del desconocimiento del medio esgrimiendo que su uso es personal y no asociado a la imagen pública del sujeto, o cometiendo el error por partida doble (obviando la fuerza y viralidad de un medio donde la trasparencia y la sinceridad son las únicas fórmulas plausibles, tanto en los aciertos como en los errores, como bien comentaba mi compañero Ángel Álvarez y que destacaban en el artículo de El País del pasado 11 de febrero »
«En un medio tan inmediato como las redes sociales está permitido el derecho a equivocarse. Pero conlleva la obligación de reconocerlo […] lo único que hizo fue borrar el tweet. Después de que se hicieran miles de capturas de pantalla y de que lo vieran docenas de miles de personas. Y segundo, decidió atacar a la audiencia. Peor todavía».
Estar en el mundo social es necesario para una inmejorable oportunidad para marcas y personas de acercarse y conversar… pero la cultura 2.0 rompe con muchos paradigmas establecidos en la comunicación tradicional unidireccional, y tiene que ser manejada con cautela, estrategias y un conocimiento amplio de las acciones y reacciones que pueden causar nuestra incursión en el medio.
Permitirme en este punto, comentar, que no caigamos en la tentación de pensar que «esto del social media» se trata de tener una cuenta en Twitter y decir lo que quiera y como quiera… Los profesionales que nos dedicamos a esto sabemos que esto es sinónimo de un más que posible desastre evitable e innecesario y mucho, muchísimo más costoso que ponerse desde un principio en manos expertas que sepan cómo, dónde, cuándo y cómo hacer de nuestra incursión en el social media un camino beneficioso desde el primer momento…
¿O acaso dejarías que tu querido cuñado, abogado de profesión, te operara a corazón abierto porque dice que ha leído un par de libros de medicina y tiene un cuchillo muy afilado en casa?

