
Las oportunidades de la revolución 2.0
9 octubre 2008
En épocas de crisis es donde de verdad se ven las oportunidades. Comentábamos que aquellos que apostaron desde un principio por el Social Media no se verían afectados por la crisis publicitaria. La razón es simple, la inversión, que no gasto, a realizar en una estrategia de comunicación de este tipo es mínima, comparado con los métodos tradicionales. Quien supo verlo, ahora está navegando en la cresta de la ola.
La cuestión es si los directivos, y tenemos el reciente caso de la participación del director general de iBanesto.com, Carlos Beldarrain, en la conversación generada alrededor de la presentación del concurso de iBanesto con YouTube, como se preguntan en Vida de un consultor, han oído hablar de la revolución 2.0 (ver presentación superior). Habrá casos de todo tipo, lo que sí es cierto es que en general están empezando a descubrir y a ver las virtudes que trae consigo la citada revolución (dejando de lado la parte económica, que es en lo que muchos erróneamente se fijan). Notoriedad, influencia, identidad, participación, comunidad, feedback de calle… en resumen, establecer relaciones más fuertes y duraderas con quien de verdad importa, sus clientes.
Pensemos en el siguiente ejemplo. Si a las duras alguien da una ayuda a otro para que no se hunda, ¿qué sucederá cuando las cosas vayan mejor o qué hará ese alguien que recibió la ayuda o tuvo un hombro en el que se apoyó y con el que estableció una fuerte relación? La economía 2.0 o de los Social Media permite todo eso, incluso estando en época de crisis. La clave está en esta frase que resaltan en Digitalycia, acerca de laweb 2.0 y la crisis:
Quien disponga de una comunidad más fuerte, de un mejor posicionamiento de la marca en la mente de los clientes, estará en condiciones de recuperar el flujo de transacciones de forma más rápida.
Como Consultor anónimo, veo más oportunidades que amenazas. Ingenio sobre altos presupuestos. El tú sobre el yo. Escuchar frente a oír. Se diga como se diga, todo es lo mismo.

